Ramón Ayala destiló música y poesía en el ciclo Peña del Litoral

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En La Vieja Usina se vivió una noche con la impronta de nuestras raíces y la tradición. El público colmó la sala Verónica Kuttel donde 400 personas se hicieron presentes para disfrutar de una velada muy especial de la mano de Ramón Ayala y su trío y el grupo federalense Urupá.

En la noche del sábado, el interior de la sala cobijó a una multitud de personas dispuestas en pequeñas mesas que se agruparon para compartir bebidas, vinos entrerrianos y empanadas de Puerto Sánchez. En el escenario, el trío Urupá se enfocó en los últimos preparativos técnicos para su actuación.

El clima propicio de peña ya comenzaba a percibirse a través de los parlantes, en los que Dj. Vermirando desplegaba un importante set de musicalización, sonidos y fusiones de raíz folclórica que sonaban en consonancia con el género que convocaba a la actividad, la identidad, lo autóctono y lo originario como leitmotiv de la noche.

El espacio estaba acondicionado con banderines de colores suspendidos con la mística de una verdadera peña folclórica. La platea acompañó primero con las palmas, luego con el aplauso y luego se generó una energía colectiva que participó para pedir canciones e incluso corear las melodías preferidas por todos.

La propuesta, impulsada por la Secretaría de Turismo y Cultura de Entre Ríos, tiene por objetivo disfrutar y compartir la música del litoral, además de visibilizar la labor de los músicos entrerrianos abocados a este género musical. Pero la idea este año es ir un poco más allá, y por eso se incorpora una nueva dimensión que incluye a las danzas de la región y a las comidas típicas, imprescindibles para amalgamar el verdadero sentir folklorico de nuestra región.

 

Urupá una amalgama de las palabras Uruguay y Paraná

En primer término se presentó en el escenario el trío integrado por Julio César Chivel (bandoneón), Luis Bordoy (guitarra y voz) y Quito Castro (bajo eléctrico): Urupá. Los músicos son federalenses e hicieron honor al chamamé. Cuando subieron al escenario se identificaron como oriundos de la selva montielera, hijos del sapucay, del arroyo Feliciano y del río Gualeguay. Este destacado conjunto cuenta con diez años de trayectoria. El primer recitado puso el clima del chamamé en la platea, que acompañó primero con las palmas y luego con el aplauso.

Urupá interpretó canciones de los chamameceros consagrados y también ejecutó sus propias composiciones. La música folclórica se deslizaba entre el público creando un clima intimista, nostálgico y de sensaciones vinculadas al profundo sentir de nuestra identidad. «Mi Federal quiero renacer en el sonido embrujado del ayer… Mi Federal quiero volver a renacer en el silbido de mi padre que se fue», versaba una de las estrofas compuestas por el cantante.

Casi al llegar al final del toque el conjunto agradeció el trabajo de gestión de las y los organizadores del ciclo Peña del Litoral. «Trabajan de una manera impecable», dijo el guitarrista.

La danza mágica de nuestras raíces
Nicolás es bailarín, fue el primero en animarse a un cadencioso chamamé junto a Malena, su compañera de baile. Habló sobre la respuesta del público, afirmando que «la gente disfruta mucho de la danza del litoral y te devuelve cariño”. Sobre los federalenses de Urupá expresó que «no lo conocía y estuvo buenísimo» y al referirse a Ramón Ayala señaló que “tiene una obra gigante e indiscutible, al punto que se le permite que venga y se divierta y así y todo siga siendo un espectáculo impecable. Venimos a ver algo más que una cuestión técnica. Lo paisajístico del tipo es lo que nos conmueve. Lo que el transite te hace sentir parte de algo anterior y eso es hermoso».

Cacho, oriundo de la tierra de Linares Cardozo, hizo casi 170 km para venir a escuchar a Ramón Ayala a Paraná. «Cuando uno viene a estos encuentros se le florece el alma, porque se vive la cultura de la provincia. Quiero felicitar a los organizadores porque tenernos en cuenta es importante. Es el escenario y la música que nos identifica. Ojalá haya muchos encuentros como este», dijo. «Me estremezco hasta los huesos cuando escucho un chamamé», concluyó el hombre emocionado.

El músico profeta

Neri Iacopetta y Facundo Reyna se acercaron la noche del sábado a La Vieja Usina, viajaron juntos desde la ciudad de La Plata. Neri va más allá e incluso lleva la marca indeleble de su admiración con el rostro de Ramón Ayala inmortalizado en su brazo derecho.

Estos amigos y estudiantes de comunicación social describen lo que sienten por el músico misionero: «Ramón Ayala representa lo que es un artista en el sentido más cabal de la palabra. Es un artista que también interpela. Lo paradójico, e interesante, es que no solamente le llega a personas mayores o personas que tienen el bagaje de la música folklórica, sino a jóvenes. Nosotros, por ejemplo, tenemos 27 y 28 años, y viajamos 650 km desde La Plata solamente para verlo tocar. Es la primera vez que lo vamos a ver en vivo. Nos enteramos por las redes sociales. Nosotros creemos que es el último poeta. La palabra poeta viene del latín que significa profeta. Queremos hacer un documental con Ramón», contaron los chicos. Consultados sobre si aprovecharon el viaje para recorrer la ciudad contestaron que sí, «esta provincia es impresionante. Es muy linda».

Libros entrecortados

Conforme se acercaba el momento de la presentación de Ramón Ayala las personas que llegaban, un tanto rezagadas, se iban acomodando en los últimos rincones libres de la sala.

Aguardaban la presentación del músico misionero, escritor, poeta, artista plástico y creador del género musical denominado Gualambao.

Acerca del repertorio para el ciclo Peña del Litoral Ramón Ayala afirmó: “todavía no se muy bien qué voy a cantar, tengo un repertorio bastante amplio con 342 canciones. Vamos a elegir ahí sobre la marcha”. También describió el proceso de escritura en relación con su último libro: “los llamo libros entrecortados, porque el último nace en Salta y siguió andando y rodando por los caminos del país y terminó en Ushuaia. Así que imagínense ustedes los paisajes gélidos y subtropicales que ha transitado este pobre libro…tengo lástima por él”.

 

El gualambao, ese misterio

El artista también hizo referencia al género musical de su autoría, “el gualambao es un ritmo que tiene un nombre misterioso, como todo lo misterioso este bicho humano que somos todos, estamos siempre a la expectativa de ese misterio que no sabemos ni quién es. Y fundamentalmente con este asunto del misterio es que han crecido tantas religiones y que a Dios lo llaman de tantas maneras”. Además se refirió a su actitud de permanente alegría y templanza, a sus 92 años: “considero que la risa y el humor ayudan a vivir”.

La presentación comenzó y el público se mostró atento a cada palabra de Ayala, que describió su sensaciones diciendo “los veo en una penumbra, es una visión cara que llevo dentro de mi corazón. Es como de pronto estar cerca del río Uruguay del Aconcagua y del  sur”.

Su repertorio fue espontáneo e improvisado según las preferencias y pedidos de los presentes, no faltaron sus grandes canciones como El Cosechero, El Mensú, El Jangadero, Pan del Agua, Posadeña Linda y Paso Carayá, una nueva canción que el artista definió como “un adelanto exclusivo mundial para el público presente”. Otra nota de color fue la interpretación de Paloma Blanca, realizada íntegramente en Guaraní.