Identikit: Buscan a un violador serial al que atribuyen nueve abusos sexuales

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La Fiscalía de Delitos Sexuales de Rosario investiga la aparición de un violador serial que protagonizó ataques en distintas zonas de la ciudad al menos en los últimos cinco meses. El agresor, de acuerdo al relato de las víctimas, sigue un patrón que reproduce casi de manera mecánica los mismos rasgos de conducta en cada hecho. Hasta el momento hay contabilizados nueve episodios, de los cuales seis están denunciados y cada uno tiene su legajo abierto. Los otros tres están identificados y en las próximas horas se abrirán carpetas judiciales sobre ellos.

El último caso ocurrió la madrugada de ayer a metros de la Facultad de Medicina y la víctima fue una adolescente de 17 años que contó con dolor el mal momento vivido en su cuenta personal de Twitter (ver recuadro). En un primer momento el delincuente atacaba a mujeres jóvenes o desprevenidas que atienden locales comerciales a los que suele ingresar primero como supuesto cliente y luego las encierra para cometer las vejaciones. Pero después se registraron episodios que llevó adelante en la vía pública y buscando lugares oscuros, publica el diario La Capital.

Un mismo modo

El primero de los hechos denunciados se registró en febrero en la zona del barrio Hospitales, en cercanías del Centro de Justicia Penal, donde según las fuentes se reiteraron varios ataques. Sin embargo ninguno de ellos trascendió hasta que en mayo el radio de acción del atacante se extendió hacia la zona sur.

Fue la tarde del 20 de mayo en una librería ubicada a sólo 50 metros de la seccional 15ª, en Sarmiento al 4300, donde fue atacada una chica de 19 años que recién ayer pudo hacer público en los canales de televisión el peor momento de su vida. Los atributos de aquel incidente, como del primero que se registró, luego se reprodujeron en la mayoría de los hechos.

Así, otra de las víctimas, dueña de una veterinaria de San Nicolás al 300, se lo relató a La Capital en una nota publicada en la edición del pasado jueves 4 de julio. En ese caso, la mujer pudo ponerse a salvo tras zafar de las ataduras que le puso el abusador y ponerlo en fuga con una tijera (leer en la quinta columna). Después, junto a su hermana, inició una campaña que la llevó a contactarse con otras víctimas y de esa manera sacar a la luz lo que venía sucediendo para alertar a otras mujeres.

Según lo que consta en los legajos de los casos, a todas las víctimas el agresor les ató las manos hacia atrás y también los pies, a la vez que les colocó un precinto en el cuello. En seis de los hechos las mujeres dijeron que el violador las obligó a practicarles sexo oral, las otras pudieron escapar a sus violentas pretensiones.

Por lo que se infiere de los relatos de las víctimas, el delincuente toma recaudos para evitar ser identificado. En los locales comerciales donde se produjeron los hechos, ninguno tiene cámaras de seguridad. Y los que cometió en la calle, siempre fue en lugares oscuros y lejos de cámaras de videovigilancia. Además, en la mayoría de los episodios el hombre se movilizó en una moto con una caja blanca similar a la de un repartidor, de acuerdo al relato coincidente de varias mujeres.

Al respecto, desde la Fiscalía se confirmó que esa moto fue captada por domos municipales en algunos de los casos y sería un rodado de baja cilindrada, de color negro y con una cinta negra que le tapa la patente trasera por lo cual es difícil identificarla. Lo que si se aprecia es que el abusador lleva puesto un casco negro y la caja de reparto blanca.

De los nueve hechos confirmados, hasta ayer había tres que no habían sido denunciados, pero desde la Fiscalía lograron mediante las actas de incidencia que labra el sistema 911 contactar a las mujeres y dos de ellas harían su presentación en las próximas horas mientras la otra sigue sumida en un fuerte shock y por el momento no quiere exponerse a la denuncia.

En el marco de la investigación, desde la Fiscalía de Delitos Sexuales se aseguró que «ya se cuenta con hisopados realizados como mínimo a una de las víctimas, lo que permitiría que si el agresor es detenido se lo pueda cotejar con su ADN a fin de ratificar o no su participación en el hecho». Y sobre las características del hombre se lo define como un hombre de entre 25 y 30 años, con el pelo muy corto, labios carnosos, tez oscura, robusto, de 1,65 a 1,70 metro de estatura y con barba de pocos días. En sólo dos de los episodios las víctimas no pudieron participar en la confección de los fotofit ya que el abusador no se quitó el casco.

En primera persona

«Después de lo que me pasó me comuniqué con la familia de la chica abusada en la librería de Sarmiento al 4300 y te aseguro que es la misma persona», le dijo Jorgelina a este diario en la nota del pasado 4 de julio. La mujer tiene 42 años y trabaja junto a su hermana en una veterinaria de San Nicolás al 300, en barrio Agote. El mediodía del jueves 27 de junio, cuando atendía en el local, fue atacada por un hombre armado que luego de robar una cifra ínfima de dinero intento abusar de ella. La condujo a una habitación ubicada en la parte trasera del local y la ató de brazos y piernas con los cordones de sus botas. Entonces le exigió que le practicara sexo oral. La mujer se resistió, pudo zafar de sus ataduras y corrió al agresor con una tijera. De esa manera lo puso en fuga y el hombre quedó grabado por una cámara de videovigilancia de la cuadra.

En ese relato que publicó este diario exponiendo el tema que hoy se ha expandido por las redes sociales, Jorgelina sostuvo: «A esa piba (de la librería) le cagó la vida. Anoche hablé con los familiares y después no pude dormir. Yo lo pude resolver porque tengo 42 años y sé como sacarme un tipo de encima. Pero una piba de 19 o 20 años no lo puede hacer. Hablando con la familia de la chica me di cuenta que es la misma persona que me atacó. La misma. Y si alguien no lo detiene, si alguien no le pone freno, le va a seguir cagando la vida a otras mujeres. Mucho de lo que estoy haciendo (contar lo que le sucedió) tiene que ver con buscar que alguien detenga y le ponga un freno a este tipo».

Y agregó: «Nosotras (su grupo familiar y de amigos) pudimos contactarnos con cuatro personas que en poco más de un mes (desde el 20 de mayo) fueron atacadas por este tipo: la chica de la librería de calle Sarmiento, una piba de 19 años que vive acá a la vuelta (Tucumán y la cortada Ruisiñol), una chica de calle Mendoza al 5000 y pico a la que abusó en la calle y yo. ¿Cuántos casos más habrá?». Por lo que trascendió ayer, ya son nueve las mujeres atacadas.