Multitudinaria muestra de fe: Unos 300.000 jóvenes peregrinaron a Itatí

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Miles de peregrinos se congregaron frente al Santuario de la Virgen de Itatí, en la provincia de Corrientes, para participar ayer de la Misa central que fue celebrada por los obispos de la región. Alrededor de 300.000 jóvenes del Nordeste Argentino peregrinaron bajo el lema: «Madre, bajo tu mirada discernimos nuestra vida».

Desde el jueves comenzaron a llegar nutridos grupos de ciclistas principalmente de Santa Fe y Chaco y el viernes llegaron los primeros caminantes. Durante la madrugada del domingo lo hicieron más numerosamente.
En este contexto, el comisario Rubén Darío García, a cargo del dispositivo de seguridad indicó a Radio Dos: «Estimamos que llegaron entre 250.000 y 300.000 peregrinos».

Durante la misa realizada en el acceso a la basílica de Itatí, un grupo de peregrinos leyó el Manifiesto de la Juventud, donde subrayaron su oposición al aborto. «Que este gesto de peregrinar como región NEA hasta el santuario de María nos ponga en comunión con todos aquellos que sufren en silencio, que nuestros rostros sean expresión de quienes son víctimas de la violencia, de los no nacidos a causa de la cultura de la muerte y de los que no pueden manifestar su fe», expresó el manifiesto.

Y continuó: «La vida es un regalo que Dios nos ha dado y que entre todos debe­mos cuidar».

La celebración religiosa

Frente a la Basílica y un sol radiante que mitigaba el constante soplo del viento, a las 8 comenzó el oficio religioso que fue concelebrado por los obispos Adolfo Canecín (Goya); Gustavo Montini (Santo Tomé), Hugo Barbaro (Sáenz Peña): Juan Martínez (Posadas); Damián Bitar (Oberá); José Macín de Reconquista, quien además el asesor de la Pastoral de Juventud NEA y monseñor Oscar Miñarro, obispo auxiliar de Merlo-Moreno y miembro de la Comisión Episcopal Apostolado de los Laicos y Pastoral Familiar, en el área de Juventud, el vicario general del arquidiócesis de Corrientes, José Billordo, y el rector de la Basílica de Itatí, Porfirio Ramírez.

Y si bien en esta oportunidad el arzobispo de Corrientes, Andrés Stanovnik no pudo participar de la manifestación de fe debido a que está recibiendo un tratamiento oncológico, envió un mensaje que fue leído por Macín en el inicio de la ceremonia.

Luego, tras oraciones y cánticos, el obispo Canecín que también fue partícipe de la primera peregrinación juvenil del NEA, leyó el Evangelio según San Lucas.

Palabras que fueron la antesala de otro monseñor que peregrinó en 1979, Conejero.

«Queridos jóvenes y adultos que los acompañan, demos gracias a Dios con María, madre de Jesús. Cantemos la grandeza del Señor y alegrémonos en él porque su misericordia y su amor permanecen para siempre», afirmó en el inicio de su mensaje reproducido por El Litoral.

Luego, recordó que hace 40 años «iniciamos nuestra primera peregrinación juntos hasta la Basílica de Itatí». Y parafraseando el tango «Volver», acentuó: «20 años no es nada» e inmediatamente afirmó «pero 40 años son un poco más».

«Lo cierto es que hoy hemos vuelto y estamos aquí. Algunos con los cabellos plateados pero no con la frente marchita, sino firmes en la fe y renovados en la esperanza», añadió Conejero.

El obispo después rememoró que en las últimas cuatro décadas en las que se desarrolló la peregrinación juvenil del NEA, los argentinos «hemos vivido situaciones sociopolíticas y religiosas muy variadas: dictadura militar, la guerra de las Malvinas, democracias corruptas e ideologizadas; y también podríamos decir con algunos logros». En este punto, citó «mayor conciencia de la dignidad de la persona humana y sintiendo la necesidad de una mayor convivencia común y universal entre los pueblos».

«En fin, luces y sombras, propios de la vida humana», consideró.

Después, señaló que en la vida eclesial «recuerdo como si fuera hoy a un papa joven, Juan Pablo II, que en 1979 exhortaba a los jóvenes de entonces a no tener miedo. Proclamaba con entusiasmo: No teman, abran las puertas de par en par».

Conejero continuó repasando momentos de la Iglesia, evocando a la tarea desarrollada por el Papa Benedicto XVI cuando «la Iglesia afrontó nuevos desafíos del relativismo moral y la irrupción agresiva de nuevas ideologías».

Tras lo cual, mencionó al Papa Francisco, «que nos invita como bautizados a vivir y a salir para anunciar a todos -con alegría- el evangelio de Jesucristo». Invitación que Conejero volvió a realizar a todos los que estaban participando de la misa, a quienes también pidió «repitan conmigo: Cristo vive, Cristo nos ama e intercede por nosotros».

Propuesta a la que respondieron al unísono los peregrinos. En este sentido, insistió en la convocatoria a «seguir a Jesús, abandonando el egoísmo y el individualismo, abrazando a la Cruz para alcanzar la gloria de la resurrección». Asimismo, estimó que «vale la pena ser santos y austeros, dar la vida por los demás, especialmente por los más pobres. Trabajar por la paz, para cuidar la casa común tan amenazada por la ambición y la avaricia».

El obispo concluyó su homilía aseverando: «Somos hijos de Dios, discípulos misioneros confiados en la fuerza y el poder del Espíritu Santo. María, nuestra madre pura de Itatí, ruega por nosotros».

La celebración continuó con más cánticos y plegarias que fueron el anticipo de varios momentos característicos de la misa de los jóvenes peregrinos del NEA, entre ellos, el traspaso de la cruz, de la imagen de la Virgen y el anuncio del nuevo lema.
Y antes de culminar la misa, Miñarro habló a la multitud a quien contó que «junto con el padre Darío de la Diócesis de Rosario que nos acompaña, vamos a llevar el mensaje de fe del NEA a nuestras comunidades». En este punto, hizo hincapié en la nacionalización de la creencia de los feligreses en María de Itatí.