Un colegio deberá respetar la identidad de un chico trans de 13 años

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El caso de Tomás, un chico trans de 13 años que pide que en la escuela lo llamen por su nombre y respeten su identidad de género, ya generó los primeros cambios. El Ministerio de Educación de la Provincia de Buenos Aires intervino cuando la noticia se viralizó en redes sociales y se difundió en el canal TN. Una inspectora de la Dirección de Educación de Gestión Privada fue al colegio Ricardo Güiraldes de Banfield, en Lomas de Zamora, al Sur del GBA, e indicó que deben respetar la decisión del adolescente.

Su historia empezó a circular la semana pasada a partir de una publicación que hizo Selene, su hermana mayor. «Soy testigo muy de cerca de cómo mi mamá y mi papá vienen intentando mediante entrevistas presenciales con la directora y el vicedirector del colegio que Tomás pueda acceder a los derechos que por ley tiene», escribió en Facebook.
Entre las situaciones que sufría su hermano, la joven destacó dos principalmente: que los docentes lo llamaban por su nombre femenino de nacimiento y que no le permitían usar el baño de varones, indicó Clarín.

A pesar de que ya el equipo interdisciplinario del Hospital Elizalde había intentado interceder con el colegio, hasta la difusión del caso no habían logrado demasiados avances.
El director de la institución había planteado que «no se pueden hacer cambios de nombres en listados y certificados hasta que no se haga el cambio registral». Sin embargo, la familia de Tomás esgrimía la Ley 26.743 de Identidad de Género, que establece en sus artículos 12 y 13 que se debe respetar el nombre de la persona independientemente de lo que diga su documento.
Tomás tiene cuatro hermanos, dos de ellos son sus mellizos y van a la misma división. Tanto ellos como sus otros compañeros lo apoyan en su transición, a tal punto que este año reaccionaron ante la insistencia de una profesora de seguir tratándolo como mujer. «¡Se llama Tomás!», fue el pedido de todo el curso.

El único avance que la familia de Tomás había logrado hasta ahora era que lo dejaran formar fila con los varones, pero la prohibición de ir al baño generaba otra gran preocupación. «Cuando salía iba corriendo al baño de hombres de la estación de Banfield. No quieren dejarlo ir al baño de varones al colegio porque dicen que tienen miedo ¡¿Miedo de qué?! Lo tratan como a un monstruo», remarca, indignada, su hermana mayor.