No dejemos que el virus nos aísle e individualice

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Cualquier emergencia implica perturbación individual y social que puede exceder nuestra capacidad de afrontarla y generar respuestas esperadas ante una situación inesperada; reacciones de nuestros cuerpos, de nuestros sistemas psicológicos ante el contexto, y es importante no psicopatologizarlas.

Podemos tener síntomas físicos (temblores, dolor de cabeza); llanto, tristeza, decaimiento; ansiedad, miedo; estado de alerta, nerviosismo; ataques de pánico; insomnio, pesadillas; irritabilidad, culpa, estado confuso y sensación de irrealidad entre otros.

No dejemos que el virus nos aísle e individualice. Debemos reconocernos y expresarnos, visibilizar y saber que transitamos un sentimiento colectivo fuerte.

Hay que pensar estratégicamente la salud mental. La igualdad ha vuelto al centro de la escena, imaginémosla como el punto de partida para el tiempo que vendrá.