Debe haber excepciones en los controles de ingreso a la ciudad de Concordia, instrumentados desde marzo por la emergencia sanitaria?

Obvio que sí. Nadie duda de que hay excepciones plenamente justificadas. Por caso, el chofer de una ambulancia que lleva a un paciente necesitado de urgente atención. O los policías a bordo de un patrullero con la sirena encendida.

Seguramente habrá más ejemplos que agregar a la lista de razonables “privilegios”, pero, ¿será válida la excepción que colmó de asombro a un ciudadano que a diario atraviesa el puesto ubicado en Avenida Monseñor Rösch, en el acceso norte a Concordia?

El lector de El Entre Ríos que relató esta anécdota atraviesa todos los días el cerrojo por motivos laborales. A pesar de las incomodidades que ello le acarrea, está de acuerdo con los controles rigurosos. Es más, acostumbra alentar al personal que le toma la temperatura pidiéndoles que “no aflojen”, que la tarea que llevan adelante es muy importante.

Pero una semana atrás, vio algo que lo descolocó totalmente. Delante suyo avanzaba un camión blindado del Banco Nación y pudo presenciar el momento en que el conductor apretó el acelerador y pasó el control sin que siquiera bajar la ventanilla para que le tomen la temperatura.

Sorprendido por lo ocurrido, se aprestó a preguntar por qué el transporte de caudales tenía un libre paso de semejante naturaleza, al extremo que no se les tomó la temperatura ni tampoco se identificó a quienes iban en su interior. La respuesta fue inmediata: “Es un blindado. No pueden bajar las ventanillas. Están amparados en normativa nacional”.

El testigo directo del hecho pidió hablar con la persona que en ese momento estaba a cargo del puesto de control. La explicación que recibió fue similar: “Es por seguridad. No pueden bajar las ventanillas. La ley así lo indica.”