Todo empezó a mediados de marzo cuando una reconocida rescatista de animales tucumana, Karina Garbero, recibió un video en el que se veía a un joven abusar de una perra y presentó en ese momento una denuncia por “zoofilia” en la comisaría de Pocitos. El caso se judicializó y en las últimas horas logró un fallo sin precedentes en la historia de esa provincia.

“El animal no es un objeto”, sostiene la resolución y partiendo de esa base la jueza de Tucumán Carolina Ballesteros le impuso una restricción perimetral de 300 metros a Patricio Eduardo Giménez Teruel, de 22 años, y dispuso que no puede acercarse a “Mara”, que dejará de ser su mascota.

Si bien la medida se tomó por el maltrato contra la perra en cuestión, también incluyó a los otros dos animales de Giménez, Boycka y Dracko, que ya fueron dados en adopción. “Ninguna sociedad puede considerarse civilizada si legitima el trato cruel y denigrante hacia los animales”, sostiene en su texto la magistrada Ballesteros.