Trotta dijo que la desigualdad fue la «tragedia» previa a la pandemia

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El ministro de Educación, Nicolás Trotta, dijo que la desigualdad fue la «tragedia» previa a la pandemia de coronavirus en América Latina, frente a lo cual se debe garantizar que la escuela «se constituya como la principal herramienta de la ruptura de la herencia intergeneracional de pobreza y exclusión que viene transitando» la región.

Trotta expuso en el cierre de la cuarta edición anual de la Conferencia realizada hoy vía streaming por la Universidad Torcuato Di Tella, organizada por el área de Evaluaciones de Políticas Basadas en la Evidencia (CEPE).

El objetivo del debate fue el de intercambiar ideas sobre «los aprendizajes que pudimos sintetizar en relación a la crisis que atraviesa la educación en América Latina», según la directora ejecutiva del área, Soledad Guilera.

“La tragedia que transita América Latina es previa a la pandemia y es la desigualdad, una desigualdad que ha sido iluminada por la pandemia de la Covid-19. Y desde aquí debe estar la reflexión más profunda de lo que debe ser la respuesta de nuestro sistema educativo y el rol de la escuela y el rol de los Estados para garantizar que nuestra escuela se constituya como la principal herramienta de la ruptura de la herencia intergeneracional de pobreza y exclusión que viene transitando» la región y que «está asociada a los procesos políticos que transitan nuestros países» dijo Trotta.

El funcionario nacional repasó datos sobre la «caída» de la inversión educativa del Estado argentino entre 2015 y 2019, y se refirió a las etapas de no presencialidad y presencialidad en las escuelas, condicionadas por la emergencia sanitaria producto de la pandemia.

«Argentina, entre 2015 y 2019, sufrió una caída de 33 por ciento de la inversión educativa en cabeza del Estado nacional y eso implica un costo educativo y social. Argentina venia transitando una política expansiva en la disminución de la brecha digital que incluía un programa Conectar Igualdad, que implicó la distribución de más de 5 millones y medio de computadoras a estudiantes de la educación de gestión estatal entre 2010 y 2015, que se dejó de lado y se desarticuló entre 2015 y 2019», dijo.

Añadió que «eso implica también un costo para nuestra sociedad y nuestros adolescentes».

Sobre el momento en que hubo que suspender las clases presenciales, cuando se desató la pandemia el año pasado, Trotta destacó el «enorme compromiso de la comunidad educativa, con los maestros y maestras a la cabeza y al mismo tiempo la necesidad de desarrollar dos cuestiones centrales: el desafío de la continuidad pedagógica en el marco de una realidad de profunda desigualdad y el proceso del regreso seguro a la presencialidad en un país federal como lo es la Argentina».

Así, detalló «el desarrollo de una agenda analógica, que implico la distribución 50 millones de cuadernillos con las jurisdicciones educativas, la producción de más de 3 mil horas de televisión y radio y el inicio del desarrollo de una plataforma educativa que es Juana Manso, que ha sumado distintas prestaciones, que se navega gratuitamente desde los teléfonos celulares en Argentina por gestión de nuestro Ministerio de Educación, como también se navegan gratuitamente los portales de las 57 universidades nacionales y de las 24 jurisdicciones educativas»

En cuanto al regreso a la presencialidad, Trotta reseñó: «Aprobamos los protocolos por unanimidad el 2 de julio y el 10 de agosto comenzó el inicio del proceso de regreso a la presencialidad con la evidencia que se tenía en cada momento».

«Comenzó San Juan y así sucesivamente -agregó- en el marco en que no tuvo una presencia masiva», sino que fue «progresivo de acuerdo a los distintos marcos normativos”.

“Ese proceso del 2020 nos permitió en febrero y marzo de 2021 tener un importante y masivo regreso a la presencialidad, que se sostuvo hasta el mes de abril en gran parte del territorio argentino y luego nos impactó la segunda ola, que afortunadamente estamos pasando».

Previo a las conclusiones de Trotta, en el marco del último bloque de la conferencia, titulado «Control de daños: ¿Qué hacer con los estudiantes excluidos? Experiencias de la región», se presentaron Ricardo Cuenca, ministro de Educación de Perú; Leandro Folgar, director del Plan Ceibal y ministro de Educación y Cultura de Uruguay; y Raimundo Larraín, jefe de la Dirección de Educación General, del Ministerio de Educación de Chile.

Cuenca expuso que «en el marco de la pandemia, la exclusión es una expresión coyuntural de un problema estructural” y no pertenece “al orden natural de las cosas, sino que es una consecuencia de decisiones que se toman”.

Por su parte, Folgar dijo que «la política principal para evitar exclusión tuvo que ver con no multiplicar los mensajes y evitar los golpes mortales para el sistema educativo: la pérdida de vínculo entre los estudiantes y los docentes”.

Explicó que en Uruguay «se integró un software de videoconferencia, y removiendo la mayor cantidad de obstáculos en relación a la conectividad aprovechamos mejor las herramientas». lo que permitió que las pruebas estandarizadas «dieran en matemática y lengua que no había habido grandes pérdidas».

En tanto, Larraín señaló que «antes de la pandemia en Chile había 186.000 chicos y jóvenes fuera del sistema escolar, sobre tres millones de estudiantes. Y nuestras proyecciones indicaban que, por el cierre de las clases, ese número podía aumentar un 46%”.

«Pusimos en marcha una alerta nacional de alerta temprana, un instrumento que permite a los directores escolares identificar a los estudiantes en mayor riesgo de desertar del sistema, lo cual permite diseñar acciones focalizadas. Se trata de un algoritmo que reúne más de 200 variables socioeconómicas y socioeducativas. Se detectaron 57.000 estudiantes en riesgo», explicó.

Durante la conferencia, que se transmitió a través de la plataforma de Zoom y el canal de YouTube de la Universidad Di Tella, la investigadora en Educación de Flacso, Guillermina Tiramonti, se refirió en el primer panel a lo acontecido en la educación el contexto de la pandemia.

«El primer aprendizaje que en la Argentina debemos hacer es dejar de discutir solamente los soportes sino qué pedagogía usamos para el uso de la tecnología, pero no solo en pandemia sino en la presencialidad escolar», dijo.

El vicerrector de la Universidad Di Tella, Juan Gabriel Tokatlian, remarcó la relevancia que la comunicación tuvo en la pandemia para organizarse y «la principal lección fue la necesidad de adaptación, pero no solo tecnológica sino humana».

Como balance que deja la pandemia en términos de educación y mirada hacia el futuro, Tokatlian dijo que «debemos compensar la deficiencia y desigualdades para que los estudiantes tengan un mejor tránsito al mundo universitario».

También habló Claudia Romero, profesora de los posgrados en Educación e investigadora del Cepe.

Dijo que según un estudio del Cepe, a la décima semana de declarada la pandemia y cierre de escuelas, entre el 18 y el 25 de mayo del 2020, «el abandono (de la escuela) ya superaba el promedio anual que hoy se estima en un millón cien mil alumnos».

Así, destacó el objetivo de «recuperar a los que quedaron afuera y abandonaron la escolaridad», que son los más vulnerables y añadió que uno de los grandes aprendizajes en pandemia fue la «revalorización social de la escuela».