Crean en San Juan una silla de ruedas que se maneja con la voz y tiene radar

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Una silla de ruedas eléctrica desarrollada en la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ) , que obedece señales cerebrales, incorporó una función que le permite «escuchar» comandos de voz y «observar» su entorno para proteger al usuario, regular la velocidad y sortear obstáculos.
«Dos estudiantes de ingeniería electrónica le agregaron a la silla de ruedas que estábamos desarrollando en el Gabinete de Tecnología Médica (Gateme), una interfaz de voz por la cual, personas que podrían llegar a ser usuarios de éste tipo de sillas, puedan manejarlas a través de comandos de voz», explicó a Télam el secretario técnico de la Facultad de Ingeniería sanjuanina, Erick Laciar Leber.
«La idea es que los usuarios puedan decirle a la silla ‘ir hacia adelante’, ‘doblar a la izquierda o a la derecha’ o ‘regresar’, y que con esos comandos la silla lo haga automáticamente», detalló.
Los responsables de esta nueva aplicación son los jóvenes Martín Raschi y Lucas Zalazar, quienes hicieron este desarrollo como trabajo final para recibirse de ingenieros electrónicos.
«La nueva aplicación consiste en un sistema de control por voz de la silla y un dispositivo que otorga mayor seguridad al usuario. Esto último se logra a través de un láser de 360° instalado en el frente del vehículo, que va midiendo el entorno a medida que avanza, para detectar si existe algún obstáculo. Este registro permite ordenar a los motores aumentar o disminuir la velocidad y también, si es necesario, realizar una parada de emergencia», explicó Raschi en la «Revista la U», de la UNSJ.
La silla cuenta con luces de dirección, balizas, bocina y un micrófono de diadema inalámbrico para receptar los comandos de voz.
El desarrollo, que se encuentra en estado de prototipo, se llama Silla de ruedas comandada por voz y tiene como objetivo que brindar a personas con discapacidades motoras severas la posibilidad de desplazarse con comodidad, en forma independiente, tanto dentro de su hogar, como en la vía pública, sólo moviendo unos cuantos músculos del rostro.
«La idea es que sea utilizado por personas con discapacidades graves, pero con suficiente capacidad de habla y lucidez para dar órdenes claras», puntualizó Raschi.
Si bien el desarrollo está montado sobre una silla de ruedas eléctrica estándar que se encuentra en el mercado, «su valor en cuanto a educación, desarrollo e investigación aplicada es algo que no puede medirse en términos de dinero», destacó Laciar Leber.