La sorprendente y casi milagrosa recuperación de una niña mendocina que había perdido la vista

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Narella Orellano (6) es un símbolo de lucha. En enero de 2015 su casa se incendió mientras dormía junto con sus padres y sus dos hermanas, una de las cuales falleció. Debido a la asfixia, sufrió severas secuelas físicas, motrices, sensoriales y psicológicas, pero en poco más de un año de rehabilitación la recuperación de la pequeña es tan sorprendente que su caso será presentado en un congreso latinoamericano de baja visión.
Luego de estar internada varios meses en el hospital Fleming, Narella regresó a su casa en silla de ruedas y casi ciega, identificando únicamente el brillo, y con pronósticos de una recuperación que sería sumamente larga. Aunque todavía le falta un extenso camino por recorrer, la niña ya camina, habla, come e identifica colores y figuras, con mejoras en su visión periférica.
Esto no hubiera sido posible si no se la llevaba de inmediato a una rehabilitación que trabajara de manera conjunta todas las problemáticas.
«Después del hospital nos dijeron que para que ella caminara iban a pasar dos años, que todo iba a ser lento. Cuando empezó a ir a ConSentidos todo se aceleró, ella saltó de la silla de ruedas al piso, del piso de a poco, gateando, y después con un andador postural, que a la semana dejó. Fue todo en menos de dos meses», explicó Graciela Garay, mamá de Narella.
ConSentidos es el instituto de rehabilitación donde la pequeña está aprendiendo todo nuevamente, ya que el incendio le produjo una pérdida de memoria que implicó hasta sus habilidades más básicas como respirar adecuadamente, deglutir y caminar.
La que de alguna manera guió al resto del equipo de trabajo, conformado por diez profesionales de diferentes áreas, fue Silvina Vaucassatovich, la terapista visual de Narella, que en cuanto a la vista, en un principio había sido diagnosticada con ceguera cortical, cuadro que se modificó a baja visión cortical.
La discapacidad visual cortical puede ser temporario o permanente, variando desde moderada hasta la ceguera total. Lo cierto es que la mayoría de los niños muestran cierto grado de recuperación pero pocos lo logran completamente.
Vaucassatovich fue invitada a participar en el III Curso Latinoamericano de Baja Visión, que se realizará en setiembre en Buenos Aires y con disertantes argentinos y extranjeros.
«Se me dio la oportunidad de poderlo presentar, lo consulté con la familia y estuvimos de acuerdo en que tal vez se pueda ayudar a otras personas», expresó la terapista.
Además explicó que lo que más cuesta terminar de recuperar es la visión pero, en el caso de Narella ella venía con informes de que no la iba a poder recuperar, pero eso cambió.