El boom de la cerveza artesanal invadió Mar del Plata y hasta Pico Mónaco tiene su propio bar

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Mar, playas, sierras, nutrida actividad teatral durante todo el año, joyas arquitectónicas con estilo propio, exquisita gastronomía. Mar del Plata lo tiene todo. Y, desde hace un tiempo, ofrece a sus habitantes y visitantes una variada oferta cervecera que la convierte en una capital internacional en la materia.
El boom de la cerveza artesanal se empoderó de la Ciudad Feliz y se esparce a una velocidad inusitada generando un fenómeno de límites infinitos impulsado por fanáticos que la convirtieron en una bebida cool y promovieron una industria pujante que, en muchos casos, comenzó con una mínima inversión. «Creo que si bien llevamos algunos años de ventaja respecto de otras ciudades, el fenómeno de la cerveza artesanal en Mar del Plata tomó fuerza a partir de un gran trabajo conjunto que realizamos entre los diferentes colegas cerveceros y junto con los hobbistas que siguen alimentando de pasión todo este movimiento, que lejos de ser una moda, es un cambio de hábitos de consumo», explica Pablo Rodríguez de Antares, una de las marcas más exitosas y de notable expansión.
Mar del Plata se convirtió en un polo de atracción para los amantes de la consagrada bebida generada a base de lúpulo, cebada y levaduras. Del latín cervesia, el extracto tiene una historia de siglos, al punto que los egipcios ya la consideraban entre una de sus infusiones preferidas. Hasta se dice que Martín Lutero impulsaba su consumo porque, según las palabras que se le atribuyen, quien bebe duerme pronto y si se duerme, no se peca.
Tal es el grado de acelerada expansión, que, en la mayoría de los casos, las marcas marplatenses hoy cuentan con cadenas de sucursales en todo el país con espacios tematizados de impecable diseño y sus diversas variantes son solicitadas en destacados mercados internacionales.
La calle Olavarría, paralela a la comercial Güemes, es uno de los polos donde se emplazan casi todas las marcas. Allí se instaló La Paloma Brewing Company, el bar de cervezas que tiene como a uno de sus socios al tenista Pico Mónaco, lo que lo convirtió en centro de atracción de famosos.