El cambio climático hizo aparecer nuevos ríos en Argentina

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Durante 28.000 años no había habido rastros de agua en la región. Desde mediados de los 80, en la zona límite entre San Luis y Córdoba se formaron seis cauces, de los cuales el Nuevo es el más espectacular. Los expertos piden repensar la infraestructura de la región.

El más joven del país
El Nuevo apareció en 1985, en la zona noroeste de San Luis, ubicada entre El Morro y la ciudad de Villa Mercedes. E inundó los campos de la zona de Juan Jorba, donde hay unos 500 habitantes, incluidos los del área rural.
En 2005 causó destrozos y cortó las rutas nacionales 7 y 8 (claves en la comunicación del Mercosur) y anegó unas 220.000 hectáreas, con viviendas que cedieron, cosechas perdidas y animales muertos.

El arroyo que es un infante
El arroyo La Paraguaya apareció sobre la superficie el 25 de noviembre de 2015 y empezó a marcar su cauce sobre los campos. Por aquellos días también cortó la ruta nacional 8 y complicó la cotidianidad de los vecinos de Chaján, ubicado 290 kilómetros al sur de la capital cordobesa, en el departamento de Río Cuarto.
Esteban Jobbagy, ingeniero agrónomo investigador del Conicet, subraya que el río Nuevo ofrece «un reloj» que la Argentina no tenía. Se refiere al corte de sedimentos que muestran que en 28.000 años nunca hubo actividad hídrica como la actual en la región.
¿Por qué el fenómeno se registra en esta región? El geólogo Oscar Barbeito, autor de una investigación sobre este tema para el Instituto Nacional del Agua (INA), apunta que es una zona de dunas, de antiguos depósitos eólicos que actúan tapando la red de escurrimiento. Son de un estadio climático «anterior», de unos 1000 años. Esas características del ambiente geomorfológico determinan una respuesta «muy rápida» al aumento de la humedad.

¿Por qué los ríos aparecen recién ahora?
Para Esteban Jobbagy, ésa es la clave. Hay tres factores que inciden en estas «rarezas»: terremotos, períodos de lluvias excepcionales y cambios en la vegetación. «Es poco probable que los dos primeros no se dieran nunca en 28.000 años. Lo nuevo es el desmonte, el uso de la tierra.»
La región (una franja semiárida de montes y pastizales) hasta hace unas décadas era riesgosa para la agricultura por las sequías. Se hacían cultivos de baja inversión por temor a las pérdidas. La siembra directa implicó un cambio significativo y mejoró los rendimientos.