Carbón activo, un auténtico multitalento

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El carbón activo de la más alta calidad se elabora de la cáscara de coco. Este carbón activo tiene los poros más finos y en mayor cantidad. El carbón se activa de nuevo a altas temperaturas comprendidas entre 900 y 1.000 ºC con gases oxidantes como el aire, el vapor de agua, el dióxido de carbono o con mezclas de los mismos. Esto genera el carbón activo médico.

Existe una historia del año 1831 según la cual un profesor de medicina francés ingirió delante de sus colegas una dosis de estricnina con carbón activo y sobrevivió. Este médico aventurero demostró en carne propia la enorme capacidad de adsorción del carbón activo a base de cáscara de coco. El producto más conocido de este carbón activo particularmente bueno a base de cáscara de coco sigue siendo la pastilla de carbón contra los trastornos gastrointestinales y para desintoxicar. Lo nuevo es que, hace algún tiempo, en EE. UU. han salido al mercado los “black smoothies” que se han vuelto muy populares para la desintoxicación debido a su alto contenido de carbón activo que es el que le da el nombre.

El carbón activo de cáscara de coco está compuesto en un 90 % de carbono altamente poroso y cargado negativamente. Este actúa, junto con el oxígeno, con su poder de adsorción como un imán natural que atrae a los poros todas las toxinas cargadas positivamente, productos químicos, medicamentos, sustancias olorosas y otros tipos de contaminación. Incluso la industria cosmética ha descubierto esta sustancia hace ya algún tiempo y aprovecha el efecto desintoxicante del carbón activo de coco en champús, pasta de dientes, jabones y cremas antiedad.

A nivel molecular, el carbón activo de alta calidad dispone de una gran superficie, aprox. 1.000 – 1.500 m2 por gramo. Esto significa que 3 gramos de carbón activo equivalen aproximadamente al tamaño de un campo de fútbol. Esta gran superficie, con sus poros microscópicos, ayuda a que numerosas toxinas sean fijadas al carbón activo y puedan ser expulsadas a través del sistema digestivo. Actúa como una esponja, absorbe líquido y sustancias negativas, se une a ellas y las transporta fuera del cuerpo. Al igual que la fibra, el carbón activo no se digiere y, de este modo, las toxinas ni siquiera entran en el torrente sanguíneo, sino que son expulsadas directamente.