Un poco de #Historia del Teatro de Mascaras !
El teatro de máscaras nace junto con la historia del teatro occidental y se transforma con el devenir de los siglos. El teatro antiguo es un teatro de máscaras, de ejecución de máscaras, ejemplo de ello es el teatro griego del siglo de oro, un teatro ejecutado por marionetas enmarcado en un espectáculo plástico y musical que poco tenía que ver con la presencia viva del actor. La máscara se encuentra en ritos ancestrales las más variadas culturas, pues su poder reside en ser la primera forma de conexión del ser humano con su propio inconsciente: a través de la máscara el hombre hacía visible lo invisible, ese centro psíquico inasequible desde donde nacían los verdaderos deseos y miedos de la humanidad. Así la máscara fue la guardiana o el portal hacia lo inconsciente, hacia la conexión con nuestro yo profundo y pulsional dentro del rito, aun hoy tiene esa función en la tribus de la Sudáfrica Meridional, siguen cumpliendo una función totémica.

Con respecto a la cultura actual podemos de decir que en Europa el resurgimiento del teatro de máscaras data del principio del barroco, con la aparición de la comedia del arte en Italia y más tarde se transforma en el teatro de títeres, tanto que hoy se ha gestado una hibridación del teatro de máscaras y el de títeres. La tradición allí tiene alrededor de unos 300 años con diversas discontinuidades, cosa que no sucede en oriente donde el teatro es desde hace milenios de máscaras.

En América Latina y Argentina la máscara tiene una tradición dentro de las fiestas populares de carnaval, las fechas de dicha festividad fueron impuestas por el orden católico. El carnaval revela la aparición de los dioses y las cosmovisiones oprimidas. Los viejos rituales de los dioses ancestrales de las culturas precolombinas aparecían y se podía volver a tener contacto con ellos. En el caso de los carnavales populares argentinos las máscaras son una expresión genuina del pueblo para poder librar la vida sexual de sus ataduras impuestas por el mundo, allí se borran los estatus que máscaras las divisiones de clases, se hacen visibles los invisibles y los olvidados, el carnaval sirve como un espacio de exhibicionismo de para liberar lo que gobierna en el fondo la vida, por cual es un manifiesto estético sobre los deseos de desata y libertad humana.

El teatro de máscaras contemporáneo tiene una técnica específica de trabajo distinta de la del actor sin máscara, se trata el primero de un discurso corporal, propone un mundo emocional y un manejo del espacio, dependiendo si la máscara es entera o media mascara los tiempos de ejecución cambian. En el teatro tradicional la configuración de la pieza la impone el texto dramático y se corre el riesgo de perder lo más rico del teatro, lo no dicho. Un gran maestro de máscara dice «el cuerpo ejecuta con la máscara lo que aún no puede poner en las palabras». El entrenamiento nos abre la puerta hacia el conocimiento de nuestro propio mundo emocional. Actualmente está siendo utilizado en la Argentina para poner en escena los conflictos de los combatientes de Malvinas, o en algunos contextos de encierro con presos en reincidencia.

El trabajo que la compañía se encuentra presentando es producto de un seminario llevado a cabo en Concepción del Uruguay, en el centro cultural La Gotera. El espectáculo, de título Atrapados, está compuesto de tres historias que, por su ritmo, puede compararse con el de las películas del cine mudo o los dibujos animados. Genera un lenguaje plástico entretenido para contar cosas difíciles: dos de las historias hablan sobres la condición de vulnerabilidad en un mundo donde hay sectores que buscan generar una población vulnerable, que puede ser manipulada a través del miedo y el abuso pero también hablan de esperanza, de compresión y empatía. El último número es un homenaje a la vuelta del hombre a sí mismo. Una oda al río, un diálogo con el ser más íntimo y la naturaleza.