Generalmente se dice que “el trabajo es salud”, ya que mejora la calidad de vida de la persona y, además, el sujeto recibe el reconocimiento de sus pares y jefes.

Sin embargo, existen personas que padecen situaciones de acoso o de violencia laboral, ya sea por compañeros o personas de mayor jerarquía. Estas conductas tienen por objetivo manipular al trabajador, mediante comportamientos hostiles y agresivos que se realizan de manera sistemática.

El mobbing es el maltrato, acoso o atropello que sufre la persona en el ámbito laboral. Los actos violentos y sistemáticos que se extienden en el tiempo tienen por objetivo que el sujeto abandone el lugar de trabajo.

Las acciones de violencia que recibe la víctima van dirigidas hacia su desempeño laboral, creando un ámbito de trabajo tenso, hostil y desagradable, provocando en el individuo humillación, degradación y angustia, lo cual afecta la salud física y psicológica.

El mobbing apunta a la destrucción del trabajador mediante un conjunto de acciones -repetidas y constantes- que provocan en el sujeto un efecto desbastador.

La violencia laboral es un generador de estrés, que afecta el normal funcionamiento del individuo, despertando los sentimientos de indefensión y desesperanza.

Las consecuencias que aparecen con mayor frecuencia en éstos sujetos son trastornos del ánimo, trastornos de ansiedad, irritabilidad, problemas psicosomáticos y trastornos en el sueño.

Cuando el acoso en el ámbito laboral se hace crónico, puede desencadenar diferentes cuadros psicopatológicos. Estudios e investigaciones plantean que una persona que está sometida en el trabajo a un alto nivel de exigencia por un periodo prolongado en el tiempo, puede presentar un trastorno de ansiedad.

Frente a las situaciones de violencia laboral, hay sujetos que no logran sortearlas con éxito, esto significa que los mecanismos de adaptación fallan y aparecen las diferentes patologías. Los trastornos de ánimo más frecuentes son estrés postraumático, crisis de pánico, fobia laboral y fobias específicas.