Magnesio: Es esencial para la producción de neuromoduladores y neurotransmisores, los cuales ayudan en los impulsos nerviosos cerebrales. Se encuentra en las almendras, el sésamo, los cereales integrales y el cacao.

Hidratos de carbono: El cerebro los necesita para regular muchos de sus procesos básicos, además de obtener energía. También estimulan la producción de insulina, la cual ayuda a producir aminoácidos como el triptófano, esencial para reducir los niveles de estrés. Están presentes en la avena, los cereales integrales y las legumbres.

Fósforo y zinc: Gracias a estos minerales, las membranas celulares y neuronas se mantienen fuertes y resistentes, lo que favorece la memoria, el aprendizaje y la estabilidad cognitiva. El fósforo es aportado por los huevos, las carnes, las sardinas y los mariscos; mientras que las semillas de sésamo y calabaza son una excelente fuente de zinc.