Bordet tampoco quiere hacer olas a la espera del 23

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En el oficialismo no quieren mover demasiado el avispero ante una elección en la que la agenda provincial no talla en la sociedad. El Gobernador volvió a deslizar una frase para leerla en perspectiva.

Hace unos días, en Página Política, Pablo Bizai publicó una nota en la que contó que en Cambiemos no quieren hacer olas de cara a las elecciones cuando faltan dos semanas.

En el frente Somos Entre Ríos, por los mismos argumentos, tampoco quieren hacer olas. Valga la reiteración, por ola nacional ineludible en la que cualquier encuesta muestra una polarización aún más marcada y que produciría un desplazamiento de votos a favor de la oposición.

La idea de provincializar la elección tuvo dos ejes bien claros: la presentación ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación por el planteo que hizo María Eugenia Vidal por el fondo del conurbano y que desfinanciaría a los demás distritos; y la provincialización de los fondos de Salto Grande. Ambas propuestas significarían mejores regalías para Entre Ríos. En materia de recursos y el costo de la energía.

Sin embargo, estas dos ideas, por más esfuerzo que se haga para instalarlas es difícil que se galvanicen en la sociedad. En Somos Entre Ríos reconocieron a Página Política que de los focus group surge que la gente sólo votará a favor o en contra de Mauricio Macri. No hay una agenda parlamentaria que despierte el más mínimo interés. Esto, en definitiva, se repite generalmente en las contiendas electorales de medio término. Algunas organizaciones han ofrecido estructura para alguna actividad, pero la idea es no hacer olas. Que la campaña fluya como hasta ahora, sin enfrentamientos. Sólo basta con que los candidatos del oficialismo alerten sobre la reforma laboral y la del sistema previsional. Y, de paso, invitar a no comprar todo lo que los medios amplifican diariamente. Juan José Bahillo les pidió a militantes en el acto que se desarrolló el viernes en Paraná que salgan a la calle a hablar con el vecino y salir del globo “en que la televisión mete cosas en la cabeza”. Se refería a la insistente “revolución de la alegría” que claramente viene ganando la batalla cultural.

El día después

La noticia de la política de la semana fue el cruce que disparó Mario Moine. Entre otras cosas dijo que la corrupción “es un cáncer”. Hubo chisporroteos. Le contestó Juan Navarro y Edgardo Massarotti. Moine no tuvo causas de corrupción y el ex secretario general de ATE le dio la derecha. Pero enseguida puso el debate en un contexto político. Le dijo que de ninguna manera hay que “silenciar” los casos de corrupción, pero le recordó su paso por la Gobernación dejando miles de trabajadores en la calle, época en la que al país lo conducía Carlos Menem. Fue lo más interesante de un debate impulsado por un ex gobernador que, si bien tiene el plafón para dar su opinión en el ámbito público por su paso institucional, hace un buen tiempo que no hace política. Todos estos entredichos son, también, una foto cabal del estado actual del peronismo.

A Bordet se lo quiso sumar a la polémica. Periodistas se lo encontraron en una de las actividades de gestión y uno de ellos lo interrogó por lo dicho por Moine y sus repercusiones. Respondió: “Yo no quiero polemizar con nadie. Estos son momentos de trabajar todos juntos. El peronismo no puede estar dividiéndose. Acá tenemos una elección general y debemos tirar todos parejo. No sirven de nada las divisiones, las opiniones y las controversias. Ahora hay que estar todos juntos. Dejemosló para después el 23 y ahí si voy a dar mi opinión sobre esto y sobre varias cosas más”. Ésta última frase es para atender. Es la hoja de ruta que el Gobernador viene deslizando entre líneas. Una reforma política que permita igualdad de condiciones para competir sería la herramienta. Se verá.

 

El mandatario ha decidido construir su figura que está en 60 puntos de imagen positiva (aunque no se transfieran a votos). No duda en poner a Sergio Varisco a su lado cuando inaugura una obra o recorre una muestra en Paraná. Son, los dos, los hombres que más miden en los trabajos de opinión pública en la capital provincial.

Este esquema de pegarse al dirigente “bien visto” se lo puede ver en otras localidades. ¿Se ha escuchado a Rogelio Frigerio, por caso, cuestionar al Gobernador. O viceversa? No. La nueva coyuntura, quizás, esté requiriendo de estos movimientos más estratégicos que identitarios en clave política. Y con la vista más puesta en 2019, claro.

Fuente: Página Política