Según la OMS, los efectos de la inactividad física son nocivos para la salud y causan 1,9 millones de muertes prematuras cada año a nivel global. En Argentina, se estima que el 55% de la población desarrolla una actividad física baja. Estas son las principales consecuencias:

Baja capacidad aeróbica.
Disminución de la fuerza y la resistencia muscular.
Falta de flexibilidad.
Incremento de la tensión arterial.
Aumento de peso.
Redistribución de la grasa corporal (subcutánea e infiltrada en el musculo).
Aumento del colesterol total y de otros lípidos.
Altos niveles de glucemia.
Pérdida de masa ósea, sobre todo después de la menopausia.