Submarinista desaparecido iba a casarse hoy: «Lo sigo esperando», dijo la novia

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Cuando el pasado 13 de noviembre Luis Niz partió desde el puerto de Ushuaia hacia la Base Naval Mar del Plata a bordo del ARA San Juan, lo hizo pensando que ese iba a ser su último viaje soltero. Pocos días después del regreso, el 7 de diciembre, iba a casarse con la cabo primero música, Alejandra Morales, su novia desde hace cinco años.

Pero la historia de Luis y las de sus 43 compañeros se pusieron en pausa a las 7:30 del miércoles 15, cuando la base recibió la última comunicación que se conoce hasta el momento del buque. Es el último rastro que dejaron los marinos, su último contacto, la última señal antes de convertirse en una pregunta que todavía nadie puede responder.

Hoy 7 de diciembre Luis y Alejandra tenían cita en el registro civil de Mar del Plata para en presencia de unos pocos familiares y amigos, ponerle título a su amor. Para en esta fecha seguir contando los años juntos, un día con el que íntimamente él había quizás empezado a fantasear allá en 2012, en la Base Naval de Puerto Belgrano, en Punta Alta, cuando se pusieron de novios.

«La verdad es una fecha sumamente cargada de sentimientos encontrados», sostuvo un amigo íntimo de Luis y de Alejandra en la previa a la fecha. Los conoce desde la escuela de suboficiales, vio empezar la relación, compartió con el tripulante del San Juan dos años a bordo de la Fragata Libertad y lo considera, dice, «un hermano de la vida».

El año pasado Luis, de 27 años, cabo primero, nacido en San Miguel, tuvo el mejor promedio en el curso de submarinista. En los dos años que hace que navega en el San Juan, es probable que nunca se haya subido con tantas ganas de volver como el 13 de noviembre pasado. Alejandra es de Tafí del Valle, Tucumán, una apasionada de la música y parte de la banda de la Armada. Por estos días no da notas, no habla demasiado, sigue de cerca las noticias, agradece las muestras de afecto, pero por sobre todas las cosas, lo espera.

Los dos viven en una casa que alquilan en Mar del Plata, como la mayoría de los tripulantes del San Juan, acostumbrados a instalarse en el destino al que los lleva su trabajo en la Armada Argentina. Desde que se supo de la desaparición del submarino viajaron desde Capilla del Señor, donde viven, la mamá de Luis, Ester, y una de sus hermanas, Sofía. También está la mamá de Alejandra, que recorrió más de 1600 kilómetros desde Tucumán, para estar con su hija. Ninguna habló con los medios en estos 22 días.