Audición, un sentido tan estimulado como desatendido

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Los oídos también se fatigan, ya que la audición es un sentido que no descansa. El sonido es vibración y la oreja es la encargada de captar ondas sonoras que se transportan por el canal auditivo hasta el tímpano. Estas vibraciones son conducidas por la membrana timpánica y por los tres huesecillos del oído medio hasta llegar a los líquidos del oído interno donde estimulan a las células nerviosas (células ciliadas), que son las responsables de generar bioelectricidad y así llevar el ‘mensaje’ hasta el cerebro.­

Así describe el fascinante sentido de la audición un equipo liderado por el especialista en otorrinolaringología, doctor Ricardo Aldo Yanco, que acaba de lanzar el ‘Proyecto Oír’.­

Se trata de una iniciativa que busca fomentar el cuidado de los oídos y el acceso al adecuado tratamiento de las afecciones de estos órganos. También se propone velar por el cumplimiento de las leyes que protegen los derechos de quienes padecen alguna discapacidad auditiva.­

«Cada una de las partes del oído es de vital importancia para lograr que las personas escuchen. Si se dañan, no se podrá llevar a cabo este proceso y hasta nuestro equilibrio podría verse afectado. Los sonidos pueden hacer incluso que el estado de ánimo cambie por completo. Las personas aprenden a comunicarse a través del oído; los idiomas se aprenden escuchando», reflexionó en una entrevista con La Prensa la productora general del Proyecto Oír, Graciela Colodner.­

«Estamos convencidos de que para practicar la prevención de los problemas debemos conocerlos: si tomamos conciencia de que el oído tiene sus propios mecanismos ingeniosos y que es un órgano muy desarrollado y delicado, al que casi no le prestamos atención, tal vez empecemos a tratarlo con más respeto», explicó Colodner al ser consultada sobre la motivación que impulsó la creación del proyecto.­

Según detalló, la propuesta nació a partir de las inquietudes de Yanco, jefe de la Unidad de Otorrinolaringología del Hospital Bernardino Rivadavia y consultor del Programa Nacional de Detección Temprana y Atención de la Hipoacusia del Ministerio de Salud de la Nación, quien se esmera por difundir la problemática de variadas facetas que tienen el oído y la audición, en áreas de prevención de afecciones, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación, entre otras.­

«Oficialmente tenemos menos de dos meses de vida pero hemos alcanzado una respuesta mucho mayor a la esperada en el Facebook de Proyecto Oír (https://www.facebook.com/ProyectoOir/), lo cual redobla nuestro entusiasmo», comentó Colodner.­

– ¿Consideran que la pérdida auditiva es un tema tabú en nuestra sociedad?­

– Es muy frecuente que cuando alguien pide que le repitan una frase o pregunta más de una vez, el interlocutor mire con cara rara y diga ‘¿sos sordo o qué?’, dando a entender que lo más probable es que seas ‘otra cosa’.­

Ayudar a una persona no vidente a alguien con bastón o discapacidad es casi espontáneo y reconfortante para el que lo hace, pero cuando un individuo con discapacidad auditiva pide que le hablen más alto es casi siempre tomado como una molestia.­

Además, la hipoacusia no se ve ni tiene ningún signo exterior evidente que la identifique. Y mientras nadie tiene mucho empacho en exhibir sus anteojos o hablar de su presbicia o miopía, son pocos los que exhiben sus audífonos o explicitan que escuchan mal.­

Es una disfunción que se lleva con estoicismo y se disimula sonriendo y asintiendo, como si hubiésemos escuchado cuando no es así.­

Las rampas para discapacitados son obligatorias y, en muy buena medida, las autoridades hacen cumplir esta norma. La instalación de aros magnéticos en salas de espectáculos o aulas es también ley en gran parte del país pero son contados con los dedos de una mano los establecimientos que cumplen con dicha normativa, a pesar de ser una tecnología muy barata y fácilmente asequible. Por todo esto lo sentimos como un tema casi tabú.­