Sebastián Piñera, el multimillonario que promete volver a ubicar a Chile en el camino del desarrollo y crecimiento

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El presidente electo de Chile hizo énfasis durante su campaña en la necesidad de reactivar el sector privado y de generar más empleos con mejores condiciones.

La escena se volverá a repetir. El próximo 11 de marzo Michelle Bachelet le hará el traspaso de mando al presidente electo de Chile, Sebastián Piñera, quien ayer domingo se impuso en el ballotage, con amplia diferencia, sobre el candidato oficialista Alejandro Guillier.

En esa misma fecha, pero en 2010, el magnate de 68 se convertía en el primer jefe de Estado de derecha en casi 50 años en Chile -elegido democráticamente-, luego de recibir la banda presidencial de manos de Bachelet.

Durante su primera presidencia Piñera tuvo que deshacerse de algunas de las compañías y negocios más redituables de su fortuna valorada en 2.700 millones de dólares, según la revista Forbes. Entre ellas se destaca la aerolínea LAN (ahora LATAM tras la fusión con la brasileña TAM) y del club de fútbol Colo Colo, que le reportó 7.4 millones de dólares.

Al inicio de la campaña anunció que todos sus negocios los gestionaría un fideicomiso ciego.

Mientras era mandatario y se discutía un litigio marítimo entre Chile y Perú en la Corte de Justicia de La Haya, una de sus empresas compró acciones de la pesquera peruana Exalmar, una de las beneficiadas de la sentencia internacional que modificó el límite marítimo entre ambos países, agregando para Perú unos 22.000 kilómetros de mar. Recientemente fue sobreseído en ese caso por la justicia chilena.

Tanto en su primera campaña presidencial, como en estos últimos meses previos a las elecciones, Piñera siempre mostró a su familia como uno de los pilares fundamentales en su carrera política.

En los actos casi siempre es acompañado por su esposa, Cecilia Morel, quien recientemente describió al presidente electo como una persona «exigente, culta, divertida, con la cabeza llena de ideas y proyectos».

En una carta publicada en las últimas horas por el diario El Mercurio, Morel aseguró que Piñera tiene un gran compromiso con los más pobres en Chile: «No los defraudará porque Sebastián conoce profundamente las injusticias, las carencias y las necesidades apremiantes en que viven tantas familias».

Luego de su primer mandato (2010-2014) y tras el regreso de Bachelet al poder, en estos últimos cuatro años Piñera volvió a situarse como líder de la derecha.

Entre sus promesas de campaña, adelantó que revertirá o modificará las emblemáticas reformas promulgadas por Bachelet en materia tributaria y educativa, y también cambiará la actual ley del aborto, que despenaliza la interrupción del embarazo en determinados casos.

Con un programa que prevé un gasto de 14.000 millones de dólares, y que ha sido criticado por los recortes en programas sociales, el mandatario electo promete recuperar el liderazgo y la capacidad de crecimiento, impulsar la creación de puestos de trabajo y reducir la pobreza y las desigualdades.

Este plan es visto con buenos ojos por los mercados, ya que las expectativas de un cambio político han desatado el optimismo de los inversionistas.

La clase empresarial, que perdió la confianza en Bachelet a causa de la reforma laboral y la subida de los impuestos corporativos, espera ahora que con la llegada de Piñera a La Moneda impulse la actividad económica en 2018.

En sintonía con estas expectativas, el representante de «Chile Vamos» ha prometido bajar el impuesto a las empresas, restablecer el rol del sector privado en la educación y canalizar más recursos a los fondos privados de pensiones.

«Me comprometo a que Chile vuelva a crear muchos y buenos empleos con buenos salarios y buenas pensiones, que vamos a hacer retroceder la delincuencia, el narcotráfico y la pobreza», aseguró en el último debate que realizó con el senador Guillier.

En estos meses de campaña Piñera apeló a la comparación de su anterior administración con la de Bachelet. 254.000 empleos frente a 96.000, un crecimiento del 5,3% en comparación con el 1,8% actual, y un aumento de los ingresos del 16% frente al 0,6%, son algunos de los datos sobre los que construyó su plan para atraer a los votantes.

Desde que decidió presentarse como candidato, fue ganando adeptos progresivamente. El 19 de noviembre, en la primera vuelta, se esperaba un amplio triunfo. Parecía que nada ni nadie le impediría llegar a La Moneda.

Pero el 36,6% de los votos obtenidos en la primera vuelta electoral, muy por debajo de lo que auguraban las encuestas, lo desestabilizó. El propio Piñera reconoció ayer domingo, en su primera conferencia tras la victoria en el ballotage, que tantos los resultados de la primera vuelta, como de la segunda, le sorprendieron. Y es que algunos se animaban a augurar un empate técnico este domingo. Por eso, la diferencia de casi nueve puntos cayeron por sorpresa a los dos comandos de campaña.

Uno de los cambios fundamentales que realizó en su programa de campaña, de cara a la segunda vuelta, fue su política con relación a la gratuidad de la enseñanza superior. El dirigente de centro derecha propuso mantener las ayudas que reciben cerca de 260.000 estudiantes universitarios y ampliarlas a los alumnos de formación profesional con menos recursos que ha empezado a introducir paulatinamente Bachelet durante su gobierno.

«Chile necesita acuerdos, más que enfrentamientos», advirtió Piñera durante su discurso de ayer domingo. La derecha volverá a gobernar en Chile, con la promesa de no perder el foco en los más necesitados y de continuar algunos de los proyectos más emblemáticos de la jefe de Estado saliente.