Este año habrá elecciones presidenciales en seis países, en los que la izquierda aspira a corregir el giro continental a la derecha de 2016 y 2017

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La izquierda aspira a importantes avances en esos tres primeros países y en Paraguay, al tiempo que el régimen autoritario pretende perpetuarse en Venezuela. También habrá presidenciales en Costa Rica, país que hasta ahora ha resistido bien la tentación bolivariana, pero que está dando muestras de cuarteamiento institucional.

El interés está en el color político que adquiera el continente, pues en esta ocasión, por el número de elecciones e importancia de los países, puede determinarse un ciclo ideológico, no solo momentáneas orientaciones (¿se pronunciará o se rectificará el volantazo a la derecha de 2016-2017?). Una consecuencia directa de esto serán las alianzas comerciales (apuesta efectiva por los clubes económicos de la Alianza del Pacífico y de Mercosur o, en cambio, por la agenda más política que económica de Unasur). Asimismo, habrá analistas pendientes de las perspectivas energéticas, pues varios de los países con elecciones son los principales productores latinoamericanos de petróleo.

Las citas presidenciales comienzan en Costa Rica (febrero), siguen en Paraguay (abril) y luego llegan a Colombia (mayo), México (julio) y Brasil (octubre), para acabar, según lo previsto, en Venezuela (diciembre). Si ese es el orden en el tiempo, el orden en el interés internacional podría ser el siguiente: MÉXICO, EL PULSO MÁS CRUCIAL

El cambio más radical puede producirse en México el 1 de julio si, como han venido indicando las encuestas, gana Andrés Manuel López Obrador. AMLO ya perdió por muy poco las elecciones de 2006 y luego las de 2012, ambas como candidato del izquierdista PRD; ahora es candidato de su propio partido, Morena, un movimiento homologable al bolivarianismo. El intento del PRI de separarse de su propia corrupción poniéndose en manos de un candidato independiente –José Antonio Meade, quien ha estado en el Gobierno del actual presidente (PRI) y del anterior (PAN)– parece haber dado al priísmo nuevas expectativas. Pero va a ser una campaña muy inusual, ya que además el derechista PAN, dividido, irá en coalición con el PRD, con el panista Ricardo Anaya como candidato conjunto.

Aunque López Obrador ha querido moderar su discurso, para no espantar de nuevo a empresarios y otros sectores temerosos, su oferta de amnistía a narcotraficantes, sus serias objeciones al tratado de libre comercio con Estados Unidos y su deseo de dar marcha atrás en la apertura de la industria petrolera mexicana advierten de que su presidencia provocaría una sacudida política en el continente.

Colombia, el test para las FARC

La gran dispersión de la intención de voto hace difícil de momento prever qué candidatos pasarán en Colombia a la segunda vuelta (la primera es el 27 de mayo, la segunda el 17 de junio). Una de las pocas cosas claras por ahora es que el candidato de las FARC, Rodrigo Londoño, que era el jefe guerrillero hasta la firma del acuerdo de paz, tiene muy poco apoyo popular. En cualquier caso, la cita permitirá comprobar si en este punto histórico se produce o no un auge de la izquierda, que siempre se había visto lastrada electoralmente por el rechazo mayoritario de la sociedad a la guerrilla. Las elecciones legislativas que habrá previamente, en marzo, servirán ya de termómetro político. Sea cual sea el resultado, el acuerdo de paz asegura a las FARC al menos cinco puestos en el Senado y otros cinco en la Cámara.

Brasil, el pretendido regreso de Lula

Lula da Silva, que ya fue presidente entre 2003 y 2010, encabeza las encuestas en Brasil. Pero hasta las presidenciales del 7 de octubre queda mucho tiempo para que los jueces determinen si el líder del Partido de los Trabajadores es culpable en los asuntos de corrupción de los que se le acusa. La heredera de Lula, Dilma Rousseff, ya ganó la reelección en 2014 por estrecho margen, y dado todo lo que se ha sabido desde su impeachment acerca del gobierno de la izquierda se esperaría un giro electoral. Pero los partidos del centro y de la derecha también se han visto alcanzados por denuncias y sospechas.

Venezuela, farsa de elecciones

Asumido por la comunidad internacional que en Venezuela hay un claro fraude electoral, lo que se espera es que las presidenciales sean otro mero trámite para que Nicolás Maduro consolide el régimen autoritario. La fecha electoral no está determinada; tradicionalmente es en diciembre, pero puede variar. Maduro las podría haber aplazado si hubiera estimado que era difícil colar otro fraude, pero dada la facilidad con que el Gobierno ha toreado a la oposición en las elecciones de gobernadores y de alcaldes las podría adelantar, incluso de manera sustancial.

Paraguay, el debate de la reelección

Finalmente, los dos partidos tradicionales concurrirán a las presidenciales del 22 de abril con caras nuevas. El presunto pacto entre el actual presidente, Horacio Carter, del Partido Colorado (derecha) y el expresidente Fernando Lugo, del Frente Guasú (izquierda), para reformar la ley y permitir la reelección presidencial se topó con violentas protestas callejeras y no prosperó. El colorado Mario Abdo Benítez se enfrenta al liberal Efraín Alegre, cuyo partido se ha aliado con el menor Frente Guasú. Paraguay es uno de los países con mayor percepción ciudadana de corrupción pública.

Costa Rica, resfriado institucional

En Costa Rica la primera vuelta tendrá lugar el 4 de febrero y la segunda el 1 de abril. Las encuestas reparten el voto principalmente entre los dos grandes partidos tradicionales –socialdemócratas y socialcristianos–, con posibilidades también para los conservadores. Los sondeos dejan fuera de la carrera al gobernante Partido de Acción Ciudadana, un centro-izquierda que rompió el bipartidismo hace cuatro años. El caso conocido como el «Cementazo» ha llevado la corrupción al primer lugar en la preocupación de los costarricenses, y ha cuestionado actuaciones del Banco central y del poder Judicial. Habrá que ver si todo es un resfriado institucional o si la ejemplar salud en valores democráticos de Costa Rica en realidad está enfermando.