Adiós al Padre Mario Cámpora

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El sábado 13 de enero se fue de este mundo el cura salesiano Mario Cámpora, su viaje final transcurrió en plenitud y sin sufrimiento, en un sueño despertó en los brazos del Señor a quien había servido en cuerpo y alma.

Ocurrió en la ciudad de Santa Fe, allí fue velado, hubo misa del obispo a las 20 hs., como despedida, y el domingo 8,30 sus restos llegaron a San Nicolás, donde había nacido el 23 de Febrero de 1937.

Fanático de la naturaleza y la acción, activo y vital derramó durante doce años su espíritu en Concepción (desde 1966 hasta 1978) por medio de cientos de actividades desde su ministerio sacerdotal: en el Colegio Don Bosco como docente, tareas pastorales en el Barrio Santa Teresita y en San Isidro (templo que hizo construir), fundó el club santo Domingo Savio, dirigió grupos de reflexión y formación como Mallín, Camrevoc y Efol, dictó además talleres de fomación de líderes. Sus amigos, que son incontables lo recuerdan con entrañable afecto.

Desde que Iris Vinzón comentara en el grupo de WhatshApp llamado justamente Visita de Mario Cámpora sobre la muerte de quien nos hiciera autoconvocar el año pasado, andamos dando vueltas viendo como armar un homenaje al querido cura. No es fácil porque todos tenemos recuerdos atomizados, porque es enero, porque estamos en vacaciones…finalmente porque confesémoslo y me incluyo, hemos perdido un poco el hábito del culto a los muertos; en los cementerios ya no hay mausoleos, la cremación es práctica y barata.

Tal vez somos presos de la vorágine que nos incita a atarnos a la vida en la certeza de una fugacidad, que nadie se atrevería a cuestionar, y en que todo avanza y detenerse, parece un poco morirse. Aunque no es así, hacer una pausa en la memoria de personas tan trascendentes puede ser una manera de pervivir.

Entonces armo como puedo este texto de despedida u homenaje, un poco por encargo otro poco porque es un honor hacer de vocera, aunque sé que va a ser ínfimo en detalles porque hay un montón de amigos más cercanos al cura que yo, quienes tendrían horas de narración de historias felices junto a Mario y de revisión de documentos que guardan como tesoros porque son un testimonio de aquel tiempo feliz que compartieron junto a él.

Todo eso es imposible registrarlo en un escrito, así que voy a contar un poco lo que recuerdo desde un lugar secundario, yo solo era la hermana del Topo, era socia del Club Domingo Savio y mi adolescencia se dio cercana a la obra de Don Bosco, aporto lo que recuerdo del perfil del cura y lo que generosamente me han contado algunos de sus muchos amigos. Al final sumaré algunos testimonios.

El Cura Mario, profesor en el Don Bosco

En el colegio Don Bosco, dictaba clases de Anatomía y Botánica, era fotógrafo profesional.

Formó y dirigió grupos juveniles como Mallín, Canrevoc (campamento de reflexión vocacional) y Colonia de Vacaciones Domingo Savio. Daba talleres de formación de líderes.

Era un cura de avanzada seguramente tercermundista, oí más de una vez críticas hacia él que no le gustaba tanto la sotana ni las paredes del Colegio o el templo, sino el short y el río…como si el hábito hiciera al monje y el río no fuese obra de Dios, más pura que nuestras construcciones de ladrillos donde creemos tenerlo cautivo.

El Club Santo Domingo Savio

El club Domingo Savio era una colonia de vacaciones que funcionaba en el viejo Colegio Don Bosco. Fue a mi juicio la obra más potente del padre Cámpora en la ciudad por la adhesión que logró, cientos de chicos asistieron durante años y por todo lo que pudo brindar y obrar con su cincel cristiano ya que esculpió en gran parte de la juventud de entonces un espíritu de optimismo que no nos abandonó.