Emocionante encuentro entre un policía y su caballo a meses de ser robado

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Un suboficial de la Policía de Córdoba recuperó el caballo que le habían robado meses atrás, cuando aún no era miembro de la Fuerza, y al que tristemente había dado por perdido o muerto.
Juan Carlos Campoy sufrió la sustracción de su equino en un campo del Ejército camino a La Calera a mano de una banda de cuatreros que operan como una asociación ilícita en la provincia.

Del lugar se llevaron a Rey Pirata, el animal criado como un hijo desde potrillo por Campoy.
«Es muy especial ese caballo para mí porque me lo regaló un teniente coronel que ya falleció. Primero se lo dio a mi padre para que lo tenga y después me regaló a mí porque no tenía caballo para montar. Lo crié como a un bebé. Estos bichos se hacen querer y entender de una manera impresionante», explicó a Cadena 3 el policía.

Durante los meses que estuvo ausente, el policía lo buscó en barrios urbano marginales, frigoríficos, incluso ofreció dinero como recompensa para obtener datos del paradero del caballo, pero no obtenía resultados favorables.
«Lo buscaba en los frigoríficos, en los barrios jodidos, en las villas y no lo encontraba. En los frigoríficos los compran por monedas, lo busqué. Entré a la página de Facebook de caballos en venta y dije que estaba interesado tenía la plata pero nunca llegué a una respuesta positiva», agregó.

Finalmente, cuando ingresó a la Policía de la Provincia fue destinado a la Dirección de Seguridad de Prevención Urbana DSPU, de la zona Norte de la ciudad, en una dependencia de barrio Los Boulevares y fue por ese sector que comenzó a escuchar unos relinchos que le recordaron a Rey Pirata.
Un día, mientras patrullaba bajó del móvil y se dirigió a una de las tantas viviendas de carreros que se ubican en la zona y pidió ver al caballo que relinchaba. El carrero se negó a la solicitud, pero Juan Carlos, convencido silbó y su amigo de cuatro patas lo reconoció y a tropel apareció desde el fondo de la vivienda llevándose todo por delante.

«Caballo que veía, caballo que paraba y preguntaba si lo tenían a la venta. Buscaba a mi caballo, y pasó un tiempo largo. Un día volviendo de una consigna del móvil en Los Boulevares escucho un par de relinchos de fueron familiares, le digo al chofer que frene. Golpeo las manos y digo que quería ver los caballos y me dicen ‘no, no ustedes siempre vienen acá a molestar'», relató el policía.