Dan argumentos en contra del aborto

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«El aborto no es una cuestión de legislación o de salud pública sino antropológica». Esta fue una de las reflexiones que se escucharon en una conferencia brindada por especialistas en diversas áreas con motivo del análisis sobre el proyecto de ley que debatirá este año el Congreso.

La conferencia fue denominada La vida es un don y participaron al arzobispo de Rosario, monseñor Eduardo Martín; al doctor Jorge Correa Morales, médico ginecólogo, y al abogado Horacio Morel, del área educativa de la Obra del padre Mario Pantaleo.

La charla comenzó con la entonación del tema Gracias a la vida, de Violeta Parra, que se escuchó en el inicio del acto que se realizó en el auditorio de Schoenstatt, Riobamba 1050, de la voz de la cantante Marisa Waimann, que señaló que ella nació en 1965, al igual que quien la acompañaba en la guitarra.

«Ese mismo año Violeta dio a luz esta canción, que dice Gracias a la vida, que me ha dado tanto», recordó la artista, para luego agregar: «No mucho tiempo después, en febrero de 1967, se quitó la vida». Waimann reflexionó sobre el tránsito por esta vida, «que es maravilloso y muchas veces difícil», y pensó que Violeta «quizá no encontró quien la acompañara cuando lo necesitaba».

Por su parte, el abogado Morel, que además hizo de moderador, analizó el proyecto de ley que 71 legisladores presentaron ese día en el Congreso para despenalizar el aborto.

El médico Correa Morales, en tanto, señaló que «el aborto no es primariamente una cuestión de legislación o de salud pública, sino de antropología, del valor de la mujer y el varón en sí mismos».

CUIDAR LA VIDA

Asimismo, Correa Morales observó que «cuidar el corazón que late en un embrión a los 23 días no significa que yo cuide cotidianamente la vida de cada corazón que me rodea: debemos cuidar los latidos del corazón de todas las personas. Estar a favor de la vida exige esa coherencia: no descartar a nadie, jugarse por la esperanza, el futuro que nos espera y que no sabemos qué posibilidades abrirá, a las personas por nacer y a las personas ya nacidas».

El profesional comentó cómo actuaría él si en un accidente en la calle encontrara a una persona aparentemente sin señales de vida: «Procuraría masajear el corazón, hacerle respiración boca a boca, por más que pareciera infructuoso. Y se preguntó: ¿Por qué darle el beneficio de la duda a un cadáver y no al embrión que está en la panza?». Y agregó: «Hay que salvar la vida del embrión, pero al hacerlo a la que primero se trata de salvar es a la mujer misma».

Señaló, por otra parte, la hondura con que la mujer vive el instinto de madre que la naturaleza le regaló. Y contó que en su consultorio ha visto a mujeres de 80 años que han tenido abortos y que al contarlo terminan llorando.

Cuestionó la presión social y familiar que deja en soledad a la mujer, sin el afecto que creía que tenía, y la lleva a aceptar algo que contraría a su naturaleza. Y añadió que él procura aconsejarle, para evitar ese trance: «Esto vos te lo podés sacar del cuerpo pero nunca te lo vas a poder sacar del corazón».

MISERICORDIA

El arzobispo Martín a su vez habló de la misericordia y de comprensión del drama que vive una mujer. «El aborto siempre es un drama, no es algo alegre», sostuvo. «La caridad más difícil es perdonarme a mí mismo», dijo al comentar su experiencia sacerdotal.

«La gracia de la fe, el encuentro con Cristo, ayudan a una verdadera inteligencia de la realidad», dijo, mencionando al papa Benedicto XVI.

El arzobispo recordó la carta a Diogneto, de finales del siglo II, que indica que «los cristianos mostraban una humanidad distinta, que admiraba a quienes los rodeaban, y no se deshacían de los hijos». Luego, los comparó con los espartanos que arrojaban al vacío a los hijos defectuosos y «en Roma el pater familias detentaba un poder de vida y muerte sobre su prole».

«La gran tentación es eliminar el problema eliminando un factor. Pero ello no resuelve el problema y no cancela el drama. La ley no va a eliminar el drama de la mujer que aborta», agregó el prelado.

Luego hubo un intercambio de opiniones y preguntas entre el centenar de personas, en su mayoría jóvenes, que llenaron el auditorio. Entre otros, el doctor Alberto Riva Posse, psiquiatra, recordó que la Academia Nacional de Medicina, de la que es miembro de número, dio varias declaraciones en el sentido de que el aborto implica quitar la vida a un ser humano. También se mencionó la labor de entidades como Grávida, que buscan sostener a las mujeres que se encuentran en el dilema de abortar, y que están saturadas de pedidos de ayuda.