La milagrosa recuperación de Ciro, el niño baleado en la cabeza por su padre

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Ciro entró el pasado 5 de marzo al Hospital de Niños de Córdoba con un pronóstico sumamente complicado. Una bala calibre 11.25 había ingresado por su cabeza y el pequeño de poco más de un año y medio peleaba por su vida, mientras la Policía buscaba a su padre, Diego Fernando Herrera (38), como el principal sospechoso de haber apretado el gatillo.

Los días que siguieron fueron desesperantes para la familia. En el hogar reinaba el miedo, ya que Herrera se encontraba prófugo. Sin embargo, la principal preocupación pasaba por escuchar los partes médicos sobre el pequeño con esperanza, pero sin respuestas alentadoras. Hasta que Ciro despertó y reaccionó de manera increíble.

Unos 15 días después, dejó de depender de la ventilación mecánica, y hasta se le cambió un drenaje intracraneal para medir la presión por uno menos complejo. El viernes, le quitaron la sonda y la respuesta fue muy positiva.

«Ciro come sin ningún problema, más que antes. Hay que esconderle la comida», dice riendo su madre, Romina Martínez, entusiasmada mientras su hijo baja velozmente de sus brazos para buscar una galleta de agua que segundos antes cayó de sus manos.

Sólo algunos pequeños mechones de pelo ausentes y la permanencia en una habitación del hospital permiten relacionar a este niño tan activo con el que un mes atrás le daba pelea a la muerte.

Y es posible que a partir de hoy, cuando Ciro sea nuevamente evaluado, abandone el centro de salud y pueda volver a su casa, donde su familia tendrá sobrados motivos para festejar. Además de la recuperación del pequeño, habrá torta por el cumpleaños de uno de sus hermanitos, que cumplirá 4.

El hecho
Según la investigación, Romina Martínez había decidido poner fin a su relación con Diego Herrera, y el 5 de marzo abandonó su hogar para ir con su hijo Ciro a la casa de su padre, en barrio Sol Naciente.

Por la tarde, Herrera llegó en moto y, tras una discusión, empuñó un arma y disparó desde muy corta distancia contra la mujer, aunque el balazo calibre 11.25 sólo la rozó. Esa falta de puntería casi provoca la muerte de su hijo, a quien Romina tenía en brazos.

El proyectil impactó en la cabeza del bebé y le produjo una severa lesión en el hueso occipital, por lo que tuvo que ser trasladado con urgencia a un dispensario local, y de allí al Hospital de Niños. Tras huir, el agresor permaneció prófugo durante seis días.

Según fuentes de la investigación, Herrera se mantuvo escondido en campos de la zona de Malagueño y de Yocsina. En Villa Angelelli 2, al sur de la ciudad de Córdoba, fue encontrado el domingo 11 de marzo. La fiscalía del fuero de Violencia Familiar dispuso su imputación por tentativa de homicidio calificado por el vínculo y agravado por el uso de arma.