El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ultima las consultas con sus aliados en preparación de la acción militar que se dispone a ordenar contra el régimen de Bachar Al Asad, en represalia por el presunto ataque químico perpetrado contra la población de Duma este sábado.
En los últimos días Trump abordó con el presidente de Francia, Emmanuel Macron, la posibilidad de dar «una respuesta fuerte y conjunta», y conversó del tema con la primera ministra británica, Theresa May, y con el emir de Catar, Tamim bin Hamad al Zani.

Un comunicado divulgado por la Casa Blanca indica que tanto Trump como May, con quién habló por teléfono, coincidieron en condenar «el desprecio malvado del presidente sirio Asad por la vida humana».
Ambos líderes «estuvieron de acuerdo en no permitir el uso de armas químicas», tal como establece el Protocolo de Ginebra, precisó luego en conferencia de prensa la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders.

«CONTUNDENTE»

Estas conversaciones se enmarcan en la posibilidad de que el Pentágono ejecute una respuesta «contundente» contra el gobierno de Al Asad, acción para la cual Trump querría contar con el respaldo de la comunidad internacional.

Tras reunirse el lunes por la noche con la cúpula militar Trump anunció que no asistirá a la Cumbre de las Américas del fin de semana en Perú para poder «supervisar la respuesta estadounidense a Siria y vigilar los acontecimiento globales».

De momento el Pentágono despachó hacia la costa de Siria al destructor lanzamisiles estadounidense Donald Cook, lo que permite pensar que una reacción militar estadounidense en la región puede ponerse en marcha en cualquier momento.

Ese navío, equipado con 60 proyectiles de crucero Tomahawk, partió de Chipre el 9 de abril y mientras surcaba aguas del Mediterráneo fue controlado y acosado a baja altura por algunos cazas rusos.

Entre los preparativos norteamericanos también pudo avistarse a un avión de patrulla P-8 Poseidón en vuelo entre Chipre y Siria. Se trata de una aeronave que habitualmente despega de Sigonella, en la isla italiana de Sicilia.

Empero, la supuesta urgencia de la acción fue relativizada por Macron, quien aseguró que la decisión de atacar se tomará «en los próximos días» entre su país, Estados Unidos y Gran Bretaña.

El mandatario francés aclaró que, en caso de que haya ataques en Siria, irán dirigidos solamente contra las «capacidades químicas» de Al Asad.

«Hay una línea roja, que compartimos con otras potencias. Seguiremos hablando con el Reino Unido y Estados Unidos sobre cuestiones técnicas y en los próximos días tomaremos una decisión», dijo el mandatario galo.