Macri ordena su gabinete y prepararía un plan B 2019

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La que pasó fue la peor semana para Mauricio Macri desde que llegó a la Casa Rosada, peor aún que cuando en sus primeros días como presidente hubo de enterarse a fondo del verdadero estado de la macro economía. La situación de emergencia requería medidas hacia afuera del gobierno y hacia adentro. Las primeras se tomaron en pocas horas y su principal reacción fue convocar al FMI para conseguir el dinero suficiente para poder sortear el 2019 sin sobresaltos, en especial porque a fines del año que viene hay elecciones presidenciales. Había que conseguir evitar una corrida bancaria y convencer a la opinión pública que «este» Fondo Monetario Internacional, no es el mismo que el de los años «90. Una vez más, solo unas pocas frases del propio Macri y de su gabinete económico que no alcanzaron para convencer a los argentinos de las ventajas de acudir al organismo internacional en lugar de los mercados tradicionales.

El Ejecutivo insiste en dar explicaciones breves que no aclaran y eso en verdad al ciudadano le sienta mal y le huele a que no le están diciendo la verdad. A pesar de haber reconocido un «exceso de optimismo» en su planificación, Macri debía dar muestras que provocaría cambios en su estructura ministerial y para ello el fin de semana se supo que modificará el orden de su equipo económico, sin necesidad de renuncias ni cambios de nombres. A partir de mañana, Nicolás Dujovne, ministro de Hacienda, se convertirá en el coordinador del equipo económico y tendrá el peso de un superministro. Mañana «Nico» como se lo llama en el entorno del Gabinete, reunirá a los titulares de las carteras que dependerán de sus decisiones. Quienes ahora recibirán órdenes directas de Dujovne son Rogelio Frigerio, Interior; Luis Caputo, Finanzas; Jorge Triaca, Trabajo; Juan José Aranguren, Energía; Guillermo Dietrich, Transporte; Luis Etchevehere, Agroindustria; Francisco Cabrera, Producción; Andrés Ibarra, Modernización y Gustavo Santos, Turismo.

Entonces, a partir de mañana habrá que ver qué tal cae esta decisión del presidente en los hombres claves del entorno de Macri como el propio jefe de Gabinete Marcos Peña y sus dos vice jefes a Mario Quintana y Gustavo Lopetegui. A estos tres «amigos» Mauricio los definió como «son mis ojos». Para empezar ya no ejercer «como secretarios de coordinación», como se leía en sus tarjetas personales, habrían puesto su renuncia en las manos de Macri que no las acepto. El Jefe de Estado insiste en que él busca un solo coordinador para que no haya malos entendidos como los chisporroteos entre el mismo Dujovne y el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, malestar que aún sigue caliente.

El cambio tampoco fue del todo bien recibido por Cabrera y Caputo, que sostienen que ellos fueron piezas fundamentales para detener la crisis que se produjo por la suba del dólar y la renovación de las Lebac. Cada uno de estos movimientos apunta a conseguir un acuerdo, con recortes incluidos, para alcanzar consenso en la elaboración del Presupuesto 2019. El nuevo superministro deber decirles a los gobernadores que tienen que reducir su déficit fiscal sí o sí y aquí puede estar la madre de las batallas, porque los mandatarios provinciales peronistas ya dijeron que no harán recortes en la obra pública ni en el gasto estatal, ambas cosas tienen que ver con los votos para las elecciones de diciembre de 2109 y no van a resignar ni uno. A todo esto, Marcos Peña sigue siendo la mano derecha de Macri y su único portavoz de verdad, algo que se apuraron a decir dentro del Gobierno para que no haya dudas a la hora de la verticalidad establecida. Esta semana se podrán ver los primeros síntomas de este cambio al que el Presidente accedió ante el pedido de casi todos los sectores de la necesidad de unificar el equipo económico y tener un solo responsable.

YA SE PREPARA EL PLAN «B»
Todo este clima de desconcierto económico ha despertado a buena parte de la oposición que ahora ve que se asoma alguna posibilidad de competir con Cambiemos el año que viene. Las encuestas muestran una baja muy fuerte en la popularidad de Macri y el porcentaje de confianza en su gestión. Estos números han puesto en alerta a la mesa chica, ahora ampliada con Ernesto Sanz y Emilio Monzó que, según algunos líderes del radicalismo, estaría preparando un plan «B» para dar un golpe de timón a la campaña electoral que será definida en septiembre. Si los números siguen sin recuperarse y el triunfo electoral de Macri pudiera estar en duda, se haría un cambio de candidatos de forma inmediata y el presidente cedería su candidatura a María Eugenia Vidal acompañada por un radical de peso en el interior. La gobernadora es el político que mejor imagen tiene con mucha diferencia sobre sus seguidores, Peña se presentaría en la Provincia y Mauricio esperaría su segundo mandado hasta 2023. Los tiempos para recuperar la imagen de Macri son muy cortos, y sin bien el peronismo aún no tiene un candidato potable y siendo que la propia Cristina Fernández confirmó que no se postulará a nada, todo dependerá de cómo den las nuevas encuestas después de pasado el Mundial de Fútbol para tomar una decisión. La idea es que Cambiemos no pierda el poder y seguir con el plan de gobierno cuatro años más y cumplir los ocho que la coalición confirma que son necesarios para llevarlo a cabo con éxito.