Crecer sin padres: Romina cumplió 18 años y nadie la adoptó

Comentarios desactivados en Crecer sin padres: Romina cumplió 18 años y nadie la adoptó 9

Romina supo que no aparecería una familia para ella y fue ahí cuando comenzó a armar un plan de vida en soledad. En Argentina, hay más de 5 mil personas que quieren adoptar. Sin embargo, solo 73 están dispuestos a hacerse cargo de niños mayores a 10 años.
Chacabuco es una ciudad de 39 mil habitantes, ubicada a 213 kilómetros de Capital Federal, al noroeste de la provincia de Buenos Aires. Allí se crió Romina, lejos de un padre desconocido y de una madre que no pudo con sus hijos. Hoy tiene 23 años y creció rodeada de veinticinco chicos en el Hogar de Niños Máximo Gil, una institución con más de tres décadas de historia que protege a víctimas de abuso y con los derechos vulnerados. De allí se fue en 2012, cuando tenía 16 y el Juzgado autorizó que saliera junto a su novio mayor de edad. La espera por una familia había terminado y Romina egresaba casi con autonomía, pronto cumpliría 18 años y no había sido adoptada.
«Acá duermen las chicas más grandes, acá las más chiquitas, allá los varones y acá los bebés», cuenta Romina mientras hace un recorrido por el hogar. El lugar al que siempre vuelve.

El Hogar Máximo Gil de Chacabuco es una casona antigua de una sola planta, con pisos calcáreos y aberturas de hierro. Ahora los chicos están repartidos en distintas salas: algunos miran televisión, otros hacen las tareas, otros se cortan un pedacito de torta con grageas de colores. La cocina industrial y los calefactores están protegidos con cercos de rejas y el centrifugado del lavarropas se oye constante como un cepillo en un aserradero. Son dos docenas de chicos que deambulan entre la sala de juego, el comedor y el hall.