Se incrementa el número de niños diagnosticados con hígado graso

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En ese sentido, un informe señala que los videojuegos como mayor entretenimiento, además del uso de la computadora, la tablet y el Smartphone como esparcimiento primario, en detrimento de los «picaditos de fútbol» en las plazas, los paseos en bicicleta y los juegos en la vereda como «la mancha», el «Poliladron», «la escondida», la soga y otros, sumados a otros como la comida rápida como reemplazante del alimento casero, dado los cambios culturales, y las exigencias de la vida moderna atentan contra los más pequeños.

Según advierte la hepatóloga infantil Teresita González, médica del Hospital de Niños Sor María Ludovica de La Plata, «lo que hoy se da es una combinación nada saludable de inactividad física con dietas insalubres, que se refleja en el crecimiento de los diagnósticos de hígado graso en la obesidad o el sobrepeso, y no tan excepcionalmente en chicos que tienen una contextura normal».

«Pero vale destacar que los pacientes obesos tienen un riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, hipercolesterolemia, diabetes tipo 2, hipotiroidismo, cirrosis hepática y enfermedad articular, entre otros diagnósticos», agregó la especialista.

El dato más que curioso que subraya Gonzalez es que la inseguridad que se vive en las calles influye significativamente en estas dolencias, que hace décadas atrás no eran frecuentes, es más, era la excepción.

«Antes la calle y las plazas eran lugares en donde las nenas y los nenas jugaban corriendo y saltando. Había confianza y la tarde de juegos finalizaba a la hora de tomar la leche. Hoy los padres tienen temor a que sus hijos jueguen en la vereda y en las plazas o simplemente anden en bicicleta en lugares públicos, lo que hizo desaparecer una actividad física diaria, y ese lugar vacío fue ocupado por los juegos sedentarios que dan seguridad a los padres pero su abuso es perjudicial», afirmó.

La especialista resaltó: «En el consultorio de hepatología la consulta más frecuente es el de hígado graso secundario a la obesidad o el sobrepeso, y hace más de 10 años esto no era común, por eso nuestra actual preocupación».

«De no haber un diagnóstico precoz y cambios en los hábitos habrá más pacientes con sobrepeso con todos los riesgos que esto conlleva. Por otra parte, un diagnóstico eficaz se realiza mediante una ecografía de hígado, pero el ecógrafo recién detecta la grasa en el hígado en una etapa en que ya hay un desarrollo importante», añadió.

Asimismo, alertó que «si el hepatograma está alterado y esos valores persisten a pesar de bajar de peso, entonces es necesario realizar una biopsia para ver si el o la paciente pediátrica tiene fibrosis».

«Y el riesgo de las biopsias es el sangrado a pesar de no haber sufrimiento durante el procedimiento porque se hace bajo anestesia, pero sí puede doler el sitio después de la punción.

Pero no sólo las biopsias se realizan por sospechas de fibrosis producida por un hígado graso. Muchas enfermedades hepáticas necesitan biopsia para realizar el diagnóstico: hepatitis virales, autoinmunes, metabólicas, entre otras», señaló.

La experta detalló como información adicional que «actualmente existen técnicas no invasivas para estudiar mejor al hígado, que permiten anular todos los riesgos que conlleva la biopsia y se ahorrarían costos importantes en la realización de esas prácticas».

«Esos aparatos son conocidos como fibroscan. Pero lamentablemente el hospital no cuenta con uno», reveló.

Esos son aparatos que miden la fibrosis hepática sin biopsia, parecidos a los ecógrafos y se usan mundialmente para el seguimiento y el pronóstico de las enfermedades hepáticas, y esto disminuiría drásticamente las biopsias hepáticas en los niños.

Para González, «es muy importante que la población comience a tomar conciencia de que la obesidad es una enfermedad y como tal se debe consultar al equipo médico que lo pueda asistir en todos sus aspectos».

«El tratamiento se basa fundamentalmente en una reeducación nutricional y ejercicios físicos. Es muy lamentable que un niño obeso termine en la edad adulta con un trasplante hepático por un hígado graso que evolucionó, por ejemplo, hacia la cirrosis», concluyó.