Trasplantes: La responsabilidad social de dar una segunda oportunidad

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En determinadas circunstancias, como consecuencia de enfermedades o accidentes, es posible que un órgano pierda la capacidad de realizar funciones básicas para la vida. Cuando esto ocurre, es necesario de un trasplante que permita sustituir las funciones del órgano dañado.

“El trasplante de órganos se ha consolidado como tratamiento médico para dar respuesta a determinadas patologías, permitiendo salvar y mejorar la calidad de vida de miles de personas. Por esto, es importante que tomemos conciencia sobre el aporte que cada uno de nosotros podemos generar para dar una segunda oportunidad tanto a adultos como niños”, explica la Dra. María Valeria El Haj, Directora Médica de vittal.

Trasplantes en Argentina

En Argentina, durante el 2017 se realizaron 1.218 trasplantes renales, 424 hepáticos, 113 cardiacos, 57 reno pancreáticos y 42 pulmonares. La participación de todos los actores activos de la sociedad permitió que los médicos pudieran salvar estas vidas.

Durante el 2017, en el país este número experimentó un crecimiento de un 15,53% respecto al 2016, significando un aumento de 1,65 puntos en la tasa de donante por millón de habitante, según datos del INCUCAI (Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante).

Consideraciones médicas posteriores

Una vez recibido el órgano trasplantado y a fin de evitar el rechazo del organismo, desde vittal aseguran que el paciente debe recibir medicamentos (inmunosupresores) para atenuar la respuesta del sistema inmune, que mediante su mecanismo defensivo  tiende a destruir  todo agente extraño.

Durante los primeros meses posteriores al trasplante, se requiere una relación estrecha con el médico tratante a través de exámenes y revisiones médicas periódicas, siendo sumamente importante el seguimiento estricto de la medicación, así como los cuidados higiénico-dietéticos.

También es fundamental que el paciente controle periódicamente su tensión arterial, su temperatura y su peso. La alimentación fundamentalmente debe de ser sana y equilibrada.

La importancia de la actividad deportiva

A la inversa de lo que suele creerse, una persona a la que se le trasplanta un órgano no tiene impedimentos para practicar deportes, ni realizar tareas habituales. La actividad física contribuye al desarrollo físico, intelectual y socio afectivo de toda persona.

En la etapa post trasplante es recomendable introducir nuevos hábitos saludables y abandonar aquellos nocivos como la mala alimentación, el tabaquismo o el consumo de alcohol. Pero por sobre todo, es fundamental iniciar o continuar ejercicios físicos adecuados. A través del deporte se demuestra la calidad de vida que puede gozar una persona que ha recibido un trasplante.