Momentos de terror y zozobra se vivieron en la madrugada del miércoles en la panadería La Internacional, de barrio Mayoraz, en la ciudad de Santa Fe.

Todo comenzó cerca de las 4.30, cuando dos sujetos, que se conducían en una moto, llegaron hasta el local ubicado en la esquina de Facundo Zuviría y Ángel Cassanello. Como es lógico suponer, a esa hora el comercio atiende a través de una reja.

Los supuestos clientes (dos jóvenes de unos 20 años) solicitaron mercaderías y pagaron alrededor de 600 pesos. Sin embargo, segundos después se desató el drama.

«Uno de ellos le ordenó a la vendedora que le devolviera el dinero. La chica le tiró la plata, pero los malvivientes le dijeron ‘¡ ame todo lo que hay en la caja o te quemo!’. Acto seguido sacaron un arma de fuego y le gatillaron, pero la bala no salió», dijo hoy Eduardo, titular del comercio.
Asustada la mujer, salió corriendo hacia el fondo del negocio, mientras los rufianes habían quedado del lado de la calle.

Fue entonces cuando se escuchó un gran estruendo. Los ladrones habían hecho estallar un poderoso blindex, generando el espacio que les permitió ganarse el interior del local. Por segunda vez agarraron a la vendedora y le seguían pidiendo dinero. Le vuelven a gatillar sin que salga el disparo. Ya lanzados a todo o nada, se apoderaron de la caja registradora.

Así y todo, el atraco lejos estaba de llegar a su final.

«Luego se metieron en la cuadra donde estaban trabajando dos panaderos. Los chicos cuando ven entrar a esos tipos armados alcanzan a salir a la calle por una puerta de emergencia que tenemos. Uno de los muchachos corrió por Cassanello hasta la vía. El otro, por el susto, se atropelló una palmera y se lesionó una mano. Después corrieron por avenida Facundo Zuviría hasta que llegaron a la seccional 9a.

La vendedora también salió corriendo a la calle y pidió auxilio en lo de una vecina. Por suerte la socorrieron, porque la conocen que trabaja acá. Esa familia le dio cobijo hasta que llegó la policía. Todo duró unos 10 minutos que fueron de terror», agregó Eduardo.

Por último el comerciante señaló que si bien ya había sufrido robos anteriores «esto fue lo peor que nos pasó. Hay que ver cómo seguimos todos, porque estas situaciones dejan secuelas. La chica estaba muy mal, muy asustada. Ella hacía el turno noche y ahora va pasar a la mañana. Igual le vamos a dar unos días de descanso para que se recupere. A los panaderos también. Por suerte, la podemos contar…», culminó.