¿Está bien tomar menos líquido en invierno?

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Es frecuente que, con el cambio de clima, a medida que empiezan los días más fríos, la hidratación pase a segundo plano. En invierno, la sensación de sed es menor como consecuencia de la disminución de la temperatura; y nuestro cuerpo elimina menor cantidad de líquido, al mismo tiempo que sudamos menos por estar menos expuestos al calor, provocando una mayor retención de líquido como mecanismo de defensa.

Sin embargo, ¿está bien tomar menos líquido en invierno? Según Rocío Emme, Nutricionista con Orientación clínica, las necesidades de hidratación en esta época son las mismas.

“En invierno solemos olvidarnos de las importantes funciones que la hidratación cumple, que es independiente de la estación del año en la que nos encontremos. Es fundamental mantener igualmente un adecuado equilibrio hídrico, ya que el agua es una de las herramientas principales que mantiene al organismo funcionando óptimamente y; en temporadas gélidas, si bien estamos menos expuestos al calor, solemos utilizar abrigo excesivo lo que provoca mayor pérdida de agua por la piel”, agrega Emme.

Para lograr hidratarnos durante la época hibernal, se recomienda aumentar el consumo de sopas y caldos calientes, e infusiones como té y café, además del agua que debemos consumir diariamente. Por otro lado, también es importante resaltar que la reposición de líquidos se logra mediante el consumo de alimentos con mayor composición líquida, como el pepino, el tomate, la manzana, el kiwi y los vegetales de hojas verdes.

Debido a que no solemos adoptar la costumbre de consumir tanto líquido en invierno, una opción alternativa es incluir las bebidas que más nos agraden y que tengan un giro diferencial al común consumo de agua. Un ejemplo de esto es la soda que permite hidratarse sin ingerir azúcares.

Por último, durante la actividad física, sin importar el clima, hay que tener en cuenta que el cuerpo pierde agua constantemente. Se origina un aumento en la pérdida de agua a través de la piel, mediante el sudor. Para evitar la deshidratación, y mantener un correcto equilibrio entre el ingreso y el egreso de líquidos, es indispensable reponer estas pérdidas mediante el consumo constante de líquidos durante todo el día.