La muerte de De la Sota moverá muchas piezas del tablero político

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La trágica e inesperada muerte de José Manuel de la Sota puso en alerta al Partido Justicialista, al kirchnerismo y a Cambiemos. El ex gobernador cordobés, muerto el sábado en un accidente de tránsito, era el hombre encargado de lograr un acercamiento entre una parte del PJ provincial, más cercana a Sergio Massa, con quien mantenía negociaciones desde hace muchos meses, y el kirchnerismo.

Distanciado políticamente del actual mandatario cordobés, Juan Schiaretti, pese a que mantenían una estrecha relación de amistad,  De la Sota le reprochaba su acercamiento a Mauricio Macri. El «Gallego» intentaba ser el puente entre Máximo Kirchner, varios de los intendentes K del conurbano y algunos de los referentes del PJ cordobés.

Este intento de alianza se rompió y ahora todos esperan expectantes para saber cuál será la actitud de Schiaretti con Unidad Ciudadana liderada por Cristina Fernández.

De la Sota buscaba un gobierno de transición para 2019, con el sueño de ser él mismo candidato, con un gran acuerdo de las fuerzas peronistas y el kirchnerismo para luego decantar las cosas y rearmar un gran partido nacional que pueda competir con Cambiemos a nivel nacional.

El ex gobernador sabía que para poder conseguir eso necesitaba de los casi 13 puntos que los K tienen en la provincia. De la Sota y también Schiaretti, entendieron que si el peronismo debía competir con Macri y con Cristina, se les podría casi imposible un triunfo en su propia provincia.

Cualquier pacto es necesario y ahora el actual gobernador puede seguir el camino elegido del diálogo con el Gobierno o recoger la posta que De la Sota había iniciado. Desde el entorno de Máximo Kirhcner aseguran que «Schiaretti es un hombre de Macri» y ya piensan en cambiar su estrategia. Los recambios que tienen no son mucho, en principio potenciar las figuras de Eduardo Acastello (15,38% como candidato a gobernador en 2015) y la de Pablo Carro (10% como cabeza de la lista de Unidad Ciudadana).

La penosa muerte del hombre fuerte de Córdoba cambió las fichas del tablero y el krichnerismo se verá obligado a pactar si quiere hacer un razonable papel electoral a nivel federal. Ahora el centro del país lo tiene perdido.

En el PJ provincial aseguraban este fin de semana que De la Sota se había cortado solo y que su amigo el gobernador no estaba de acuerdo con su movida de acercamiento al mundo K. De hecho aseguran que el propio Schiaretti habría aceptado un acercamiento a Massa pero que se había retirado del proyecto cuando De la Sota quiso incluir al kirchnerismo.

«PAREN TODO NECESITAMOS PAZ»

«Paren todo, ahora necesitamos paz y sacar el Presupuesto adelante» les había dicho Macri a sus legisladores. Algunos de los referentes de Cambiemos de los bloques en Diputados y el Senado insisten en agilizar el tratamiento de la ley de extinción de dominio que permitirá la expropiación de los bienes de la corrupción, advirtiéndole al Presidente que es una promesa que la gente espera que se cumpla.

Pese a esto, Macri les pidió que frenen cualquier cosa que provoque a la oposición y demora el tratamiento del Presupuesto 2019, algo que se necesita aprobado para que el Fondo Monetario Internacional (FMI) vuelva a abrir el grifo de los fondos y asegurarse la gobernabilidad hasta finales de 2019.  Uno de los senadores con mayor peso en el PRO, aseguró que la ley de extinción de dominio hay que sacarla «sí o sí antes de fin de año, porque nos haría cómplices de los corruptos».

Incluso Elisa Carrió y Mario Negri, dos de los que más impulsaron esta ley y que quieren volver a la versión original, es decir, deshacer los cambios que propuso Miguel Angel Pichetto, han dejado de reclamar su tratamiento. El otro asunto es la ley de financiamiento político que el hombre del PRO, Pablo Tonelli, pretende comenzar a tratar mañana como presidente de la Comisión de Asuntos Constitucionales.

La visita de un experto en el tema y alguna que otra dilación, deben ser aprovechadas para desviar la atención del debate, porque Macri sabe que Carrió toda la UCR están en contra de aceptar que las empresas aporten dinero a las campañas electorales.

Agitar este avispero puede generar agrias discusiones en los recintos del Congreso que podrían hacer peligrar el debate por el Presupuesto.

Esta semana algunos temas colaterales inquietan al presidente, como el pedido de desafuero y la orden de detención sobre Cristina Fernández que tal vez entre hoy y mañana, envíe el juez Claudio Bonadio a la Cámara de Senadores. Una nueva polémica y nuevo show de victimización distraerán la atención de lo importante. Por otro lado las negociaciones en Washington con el FMI parecen haberse estancado y sin bien el organismo internacional no lo ha dicho con todas letras, ellos esperan el Presupuesto 2019 aprobado con consenso político para avanzar en el nuevo acuerdo con las autoridades argentinas.

Macri sabe que vienen días difíciles y que deberá negociar con la oposición con mano de seda pero también deberá contener a los propios que no quieren ceder terreno ante la necesidad de demostrar que lo prometido se cumple.

El pacto con los gobernadores está en veremos y parece atado con alambre, los peronistas jugados al kirchnerismo como José Luis Gioja insisten en no aprobar el Presupuesto y en poner todos los palos posibles en rueda. En general los K quieren romper el principio de acuerdo porque entienden que este documento le garantiza a Macri la caja necesaria para manejar un año electoral que será duro.

Si Cristina consigue dinamitar la firma del Presupuesto se adjudicará una victoria importante a la hora de convencer a los peronistas más remisos en sumarse a su movimiento, con el argumento que Mauricio Macri ya no la tendrá tan fácil.