Mujer denunció que profanaron tumba y robaron el cuerpo de su padre

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«Lo que nunca imaginé fue llegar y encontrarme con esto». Quien lo afirma es Roxana, hija de Angel Pablo Roset, quien murió el 4 de octubre de 2013, a los 67 años. Desde entonces sus restos descansaban en el nicho 610 de una de las galerías del Cementerio La Piedad de Rosario, pero el miércoles, cuando sus deudos fueron a colocarle una ofrenda, se encontraron con que la tumba había sido profanada, y el cuerpo no estaba. El municipio prometió una investigación «hasta las últimas consecuencias».

El inédito episodio fue descubierto por la mujer el miércoles pasado. Ella y su madre acudieron a visitar los restos del hombre en el día de su cumpleaños. La visita anterior había sido para el Día del Padre.

Al llegar al nicho 610 se encontró con que, en vez de la placa de mármol con unos angelitos de adorno, había en su reemplazo un panel de fibrocemento con la inscripción «vacío».

Las mujeres se dirigieron a los despachos del Cementerio. Cuando uno de los sepultureros retiró el cobertor, el hallazgo fue macabro. El interior del foso estaba vacío, y sólo había restos de mármol y de los angelitos decorativos.

«En los registros de La Piedad figura que mi papá estaba ahí, que estamos al día con los impuestos y tasas. En el crematorio no figuran sus datos y además hace falta el título que se le solicita a los familiares. Es casi imposible que haya sido cremado», dijo Roxana.

En la desesperación, los sepultureros abrieron al menos 20 nichos. Sacaron los féretros, para chequear el nombre en cada una de las placas y los volvieron a colocar. «Hicieron una mutilación del resto de los nichos», dijo horrorizada la damnificada quien cree que al cuerpo de su padre lo sacaron de La Piedad.

Tras denunciar que el abandono impera en este cementerio, Roxana no dudó al plantear: «Tengo que pensar que alguien vendió sus restos. El cajón fue robado, dudo que esté acá, no me extrañaría que lo hayan vendido», dijo.

La familia Roset sigue en shock. Todavía no puede creer que haya sucedido algo tan extraño y siniestro a la vez. «Todo muy raro, la situación es tremenda y nos revuelve todo lo que pasamos hace 5 años atrás», relató a este diario.

La viuda, sus dos hijos y cinco nietos no van a parar hasta llegar a la verdad y encontrar los restos de Angel. «No se fijaron en el dolor familiar, alguien se benefició con esto, pero a nosotros nos destruyeron», dijo la hija.

El municipio puso la lupa

Tras reunirse con la familia damnificada, el subsecretario de Espacio Público, Juan José Di Pollina, adelantó que se inició una investigación «hasta las últimas consecuencias» para determinar «esta anomalía inaceptable y dar con quien o quienes pudieron haber hecho esto».

La Piedad no tiene cámaras en su interior, pero cuenta con un mecanismo de control administrativo e informático. «Es muy grave», dijo Di Pollina para adelantar que se están relevando las tumbas y nichos que están en el perímetro para ver si se trató de una equivocación u ocurrieron «otras variables». El municipio se tomará unos días para avanzar en su rastreo interno, y no se descarta comenzar un sumario administrativo, con la consecuente toma de testimonios de todos los empleados involucrados.

«Estoy muy sorprendido, o fue una equivocación o hubo intencionalidad». Desde ayer, la asesoría legal del municipio tomó cartas en el asunto. «Por ahora, avanzamos hasta acá. Veremos si tomamos otra medida», finalizó Di Pollina.