Tiene 76 años y su hija la echó sin remordimiento de su propia casa

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Echaron a una mujer correntina de 76 años de su vivienda. Cuenta con todos los elementos probatorios, pero desde hace tres años vive de alquiler en alquiler, en espacios precarios y pequeños. Quién la corrió fue su propia hija.

Se llama Elcira Acevedo y es oriunda de la ciudad de Empedrado. Tiene problemas de salud y en 1983 heredó una vivienda en el barrio Antártida Argentina de la zona centro de la ciudad de Corrientes, tras la muerte de su madre Máxima.

Sin embargo, la mujer de 76 años ya no habita en ese inmueble, ubicada sobre la calle Reconquista y no se debe a una decisión propia: su hija de 50 años, Roxana, la echó de su casa sin remordimiento alguno ni respaldo legal.

En la Justicia el caso está trabado
. A Elcira se le asignó una abogada defensora, que le explicó que todo está en las manos de la jueza Nora Alicia Infante, quien debe presentar una serie de documentos ante la Cámara de Apelaciones “pero no lo hace”.

Para una persona que cobra los montos mínimos de jubilación, alquilar un lugar donde vivir representa una dificultad. Por ello, Elcira vive de monoambiente en monoambiente: solo puede pagar lugares muy pequeños y, en general, no se encuentran en las mejores condiciones.

En la actualidad vive en el barrio San Roque Oeste, en la zona sur de la ciudad y muy alejado de su hogar real. En tres años, Elcira ha vivido en siete “piecitas” diferentes, a lo largo y ancho de la ciudad de Corrientes. “Me he conocido los peores barrios”, se lamentó la mujer en diálogo con el diario El Litoral y agregó que “de todos, este (San Antonio Oeste) es el peor” y que “tiene miedo por estar sola”.

Pese a todo ello, el mayor dolor de la mujer es no poder comprender por qué su propia hija se comporta de ese modo y dejándola a la deriva y con una perimetral en su contra con denuncias en contra de su otro hijo, el hermano de Roxana.

Elcira explicó que su hija se separó en el 2018 y solicitó volver a la casa. Ella, “con corazón de madre”, la recibió junto a su hija de 9 años. “Desde ese momento Roxana dice que ella es la dueña” y hasta le puso una perimetral a su madre, quien no puede acercarse a dos cuadras a la redonda.

“No puedo creer lo que hizo, porque ella no era así y no sé qué le pasó”, comentó con la voz quebrada.

Elcira solo quiere volver a su hogar, que contiene sus recuerdos y en donde cada rincón cuenta con una historia.

Le duele ver a su hija como su victimaria y cuenta que hay noches en las que no puede dormir porque el llanto no abandona su pecho.

“Creo en Dios y leo la Biblia todos los días: es lo único que me mantiene”, se lamentó la mujer, que espera que “alguien escuche” su voz y haga algo para resolver la injusta situación.