Bajante: advierten de años «muy duros» para la pesca y piden “cuidar el recurso”

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El primer pez del proyecto Peces Marcados fue un surubí atigrado, capturado en Itá Ibaté en febrero de 2019. Al primer año del proyecto, con la colaboración de turistas, pescadores deportivos, cabañas y guías dedicados a la actividad que se fueron sumando a la iniciativa de identificar a las piezas que se capturaban y devolvían, habían logrado marcar a unos mil ejemplares y obtener registros de 50 recapturas.

Foto: (Facebook Peces Marcados).

Conocer las especies

Ahora, muy cerca de cumplir 3 años de trabajo y estudio, en un proyecto que involucra además a 25 investigadores, ya se llevan marcados a 4.000 peces y se obtuvieron más de 400 recapturas. De esa manera, la información que se obtiene sobre los ejemplares, sus rutas migratorias, hábitos y amenazas, va profundizando el conocimiento científico sobre las principales especies de interés deportivo y comercial de la región.

El proyecto de marcación de peces del tramo argentino-paraguayo del río Paraná apunta al seguimiento de los peces devueltos de la pesca recreativa, y se puso en marcha desarrollado por investigadores del Instituto de Ictiología del Nordeste (Inicne) y del Instituto de Biología Subtropical (IBS-UNAM-Conicet).
De a poco, cientos de pescadores deportivos, guías de pesca y cabañas se fueron entusiasmando con la propuesta de capturar y señalizar a esas capturas, así como la de notificar cuando se pescaba algún ejemplar ya marcado.

Foto: (Facebook Peces Marcados).

Cómo se hace

Y la iniciativa fue haciéndose masiva en toda la región. «Se entregan las marcas plásticas, con una aguja de uso veterinario para colocarlas, con un número que identifica al pez, y el WhatsApp donde se debe informar la marcación o la recaptura con una fotografía y el lugar donde se realiza», detalló Natalia Silva, investigadora del Instituto de Ictiología, en diálogo con?89.9 FM.

Un dorado que se marcó en enero de 2021 en Puerto Corazón se recapturó por primera vez en noviembre. Luego tuvo «4 recapturas más. Eso nos alienta en la buena respuesta que tiene el proyecto. Pero nos alerta también: no tenemos tantos dorados como creemos. Si se saca 5 veces el mismo pez, es porque no son tantos. Con esta situación hidrológica que tenemos, vienen años muy duros para la pesca deportiva. Hay que cuidar más que nunca el recurso», manifestó la especialista.

Foto: (Facebook Peces Marcados).

Migraciones

Las especies con las que trabajan son «migratorias de largas distancias», entre las que se destacan dorado, surubí, pacú, manguruyú y patí. «Las más de 4.000 capturas y 400 recapturas que obtuvimos nos permitió profundizar mucho el estudio e ir conformando un mapa de cómo se mueven. Pero falta conocer mucho más, ya que la cuenca del Paraná es un sitio muy amplio. Confirmamos la teoría de los libros: estas especies pueden viajar hasta 2.000 kilómetros. Hemos tenido un dorado que se capturó en Paso de la Patria y fue recapturado en la desembocadura del rio Uruguay: viajó 1.500 kilómetros», subrayó Silva.
Otro viajero fue un dorado capturado también en Paso de la Patria y recapturado a los dos meses en San Pedro, a 900 kilómetros de distancia.

Foto: (Facebook Peces Marcados).

El impacto de la bajante

Si bien no es el objetivo principal del proyecto Peces Marcados, la bajante extraordinaria del Paraná permite ahora una «oportunidad única» de estudiar el comportamiento de las especies en ese contexto hidrológico histórico. «Los últimos registros son de la década del 40. Esta información es de muy alto valor para la ciencia», detalló Silva.
«Podemos decir que desde hace 3 años los peces no migran tanto, como lo hacen con aguas normales o altas», explicó.

Foto: (Facebook Peces Marcados).

«Tampoco tenemos buenas reproducciones. En los casos en que existen desoves, no hay planicies de inundación donde las larvas puedan criarse para después, a los dos o tres años, convertirse en peces que entren en los cauces. Hay una merma de tres años con fracasos reproductivos», alertó.
También se detectan «amontonamiento de cardúmenes de sábalos en bancos de arena. Surubíes muy expuestos, que pueden estar hasta 3 meses en torno a las mismas piedras. Y dorados que se quedan sin migrar en zonas de confluencias», remarcó.
El pacú, sin embargo, es «más arisco» y, al ser omnívoro, se refugia en el cauce del río para alimentarse de caracoles. Fuente: (LaRepública)