Inés Londra: “Es un orgullo muy grande ser una mujer rural”

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A partir de su labor en la Asociación de Mujeres Campesinas de Entre Ríos, Inés Londra, fue distinguida por la Banca de la Mujer en la Cámara de Senadores. “Sentí una alegría enorme y mucha emoción, pensando que no era yo la total autora del trabajo, sino toda la organización. Porque si no hay mujeres que trabajan y den a conocer la realidad de la mujer rural nada hubiese sido posible. Nosotras tuvimos la oportunidad de organizarnos pero es muy difícil”, las palabras de Inés, resumen la importancia de la participación y organización de los sectores del campo, en especial de las mujeres.

Ines londra dos

Durante el acto de entrega, no pudo estar presente. Fueron sus compañeras quienes recibieron el premio a las, “Personalidades y/u Organizaciones Argentinas destacadas en la Promoción y Protección de los Derechos Humanos de las Mujeres – 2014”. Ayer en un acto en su casa, recibió el reconocimiento de sus pares y compañeros de trabajo de la Secretaría de Agricultura Familiar de la Nación, donde se desempeñó como referente de género. Además, participó del acto la senadora que propuso el reconocimiento, Sigrid Kunath.

Inés se dedicaba al tambo junto a su familia en Colonia Merou, allí comenzó su historia reciente. La anterior, en su lugar de nacimiento Colonia Italiana, la llevó a trabajar con jóvenes en el marco del Movimiento Rural de la Iglesia Católica y posteriormente se sumó a las Ligas Agrarias Entrerriana, donde una de sus principales tareas fue la de redactar las audiciones radiales. “En la escuela habían cambiado las autoridades y algunas maestras lloraban porque las maltrataban”, recuerda Inés. A partir de esta situación, que denotaba discriminación, la productora decidió actuar. “No podía ser que estén así. Hicimos varias reuniones y la verdad es que no entendían que la mujer puede pensar. Es jodido, a veces, que una piense… y en el campo más”.

A partir de la situación en la Escuela, Inés se vinculó al Consejo General de Educación. «Comenzamos con capacitaciones para mujeres en la escuela. Luego escuché por la radio sobre el PSA, que recién se formaba. Hicimos un grupo, nos otorgaron los créditos”. Y mientras repasa su historia, aclara y sonríe: “Yo lo devolví al crédito”.

En 1997 se realizó un encuentro provincial, donde participaron más de 400 mujeres de los distintos departamentos. Él mismo fue significativo, y para Inés marcó un antes y un después en su forma de entender la situación de la mujer. “Te das cuenta que todas tenemos las mismas problemáticas. Éstas sola en el campo con los hijos, porque a veces los maridos se van por días. Hay mujeres que caminan kilómetros para llevar a sus hijos a la escuela, y se quedan allí esperando porque el trayecto es muy largo. El hecho que más me tocó fue la soledad A mí me pasó cuando los míos se fueron a hacer la secundaria. Nadie sabía que la mujer en el campo existe. Era sólo para cocinar”. Las reflexiones de Inés hacen eco en la realidad de muchas mujeres del sector rural, donde hasta hace muy poco tiempo su trabajo estaba invisibilizado, y donde no se tenía en cuenta su aporte a la producción de alimentos y a la vida rural.

“A medida que nos fuimos conociendo se hicieron cada vez más reuniones. Trabajamos nuestros derechos, violencia, participación… Aprendimos a considerar nuestro trabajo en la casa y el ingreso que eso significaba”, y de esos encuentros en el año 2000 nació la Asociación de Mujeres Campesinas.

Respecto al rol de Inés en la organización, comentó que “siempre fue la secretaria, pero funcionaba como presidenta y tenía un poder especial para ello”. La cercanía a la capital provincial y su capacidad de gestión hizo que la productora se encargara de diversos aspectos de la asociación. El objetivo central de Mujeres Campesinas fue visibilizar el papel de la mujer en el sector rural.

Respecto a su condición de ser mujer rural, Inés reflexiona y se emociona. “Es un orgullo muy grande ser mujer rural”, lo repite varias veces y se conmueve aún más cuando rememora el campo. “Es más linda la vida del campo, extraño el campo”. Dada su situación actual, y el estar atravesando una enfermedad, Inés reside en Oro Verde.

Cuando se le pregunta, qué mensaje quisiera darle a sus pares, no lo duda: “Que participen. Que participen para que se reconozcan sus derechos… Que nunca dejen de ser campesinas si así lo sienten en su corazón. Sólo se reconoce si se participa”.

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