Salvar la vida por amor: la «familiaridad» en la donación de órganos

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Milo es el bebé de nueve meses que recibió un trasplante de parte del hígado de su tío, Alejandro «Lulo» Benítez, un jugador de fútbol de Central Larroque. La conmovedora historia de este entrerriano que dejó el fútbol para convertir el mejor gol de su vida y donar parte de su hígado a su sobrino, traspasó los límites de la localidad de Larroque y fue noticia a nivel nacional.

Por otra parte, Alejo, un niño de 8 años que vive en Puerto San Martín, en el sur de la provincia de Santa Fe, donó médula a su papá que está internado en un sanatorio de Buenos Aires con leucemia.

Ante estos enormes actos de amor, Elonce TV se comunicó con el responsable de comunicación y educación del Centro Único Coordinador de Ablaciones e Implantes de Entre Ríos (Cucaier), Pablo Sors, se refirió a la Ley nacional de Trasplante, que prevé que «la donación en vida, tiene que ser entre familiares».

«En la familia, las cuestiones de compatibilidad se puede dar de manera más fácil. En el caso de la familiaridad, la ley busca que por detrás de una donación no haya nunca, una contraprestación económica», aseveró.

Asimismo, Sors se refirió a los casos en que una persona que no es familiar de quién necesita de este «gesto», puede hacerlo. «Se permite en casos en que un juez va a comprobar que no hay una cuestión económica detrás», indicó.

Reconoció que «ha habido casos en que no se ha aceptado, y esto ha ocurrido cuando el juez ha comprobado que no hay unión por lazos de afecto, que no se conocen desde hace muchos tiempo».