Por un lado, beneficia a Cambiemos que el peronismo pueda perder votos kirchneristas para octubre. Por otro, la integración de Barreto hubiera cristinizado la propuesta electoral de Bordet y abonado la asociación del Gobernador al “pasado” que demoniza la propaganda de Cambiemos

Antes de las PASO del 13 de agosto, en el PJ admitían que si Gracia Jaroslavsky alcanzaba la minoría y desplazaba del tercer lugar de la lista a Jorge Lacoste, la propuesta de Cambiemos para octubre se volvería más poderosa, porque contendría a buena parte de la interna radical que cuestiona el mando del ministro del Interior Rogelio Frigerio.

Para alivio del peronismo, en Cambiemos no hubo minoría y la lista que irá a octubre será la que se armó “en la Casa Rosada”, como cuestionaron los opositores internos. Cambiemos sumó en las primarias 43 mil votos más que el peronismo, pero los votos de radicales y macristas de la interna en contra de Frigerio fueron 73 mil. El desafío para Cambiemos es que esos votos ahora avalen a Frigerio.

Donde sí hubo minoría fue en el PJ. La alcanzó la lista del kirchnerismo puro que encabezó el diputado Jorge Barreto.

Con la misma lógica que en el PJ miraban lo que ocurría en Cambiemos, algunos dirigentes macristas y radicales siguieron con atención la variante de que Barreto integre la lista de Bordet. Sobre todo inmediatamente después de las PASO, cuando no se desechaba la posibilidad de una “solución política” para sumar a esa expresión del kirchnerismo más duro, crítico de la relación de Bordet con Macri y del acuerdo con el ex gobernador Jorge Busti.

Pero el PJ siguió con su tradición de no dar participación a las minorías.

La primera y más lineal lectura es que muchos de esos votos kirchneristas –aquellos que no responden a una agrupación determinada- podrían fugar a otras opciones, como la de la izquierda. O pasarían a engrosar los votos en blanco o nulos. Aunque se presume que igualmente lo hubieran hecho muchos de ellos si Barreto se integraba a una lista debajo de Gustavo Zavallo, el candidato del bustismo que en el congreso jugaría con el massismo.

Como todo candidato, Barreto no es dueño de los 51 mil votos que recibió. Con más razón si, como se presume en este caso, la amplísima mayoría de esos votos no fueron al diputado sino a una expresión que, a diferencia de la lista oficial, reconocía el liderazgo de Cristina Fernández. Encontraron en Barreto la manera de votar a la ex presidenta en Entre Ríos.