Empresas forestales ubicadas sobre el río Uruguay crearon reservas naturales para proteger la vida silvestre

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Entre las especies que se encuentran incluidas en los reservorios se encuentran ñandúes, águilas pescadoras, gatos monteses y vizcachas. También palmares, pastizales, selvas y peces. Se ubican en el Departamento Colón y en cercanías al parque Nacional El Palmar y protegen la fauna y flora originales de la zona.

Las tareas comenzaron en 1999 con la Fundación Hábitat & Desarrollo, donde solo existían la del Parque Nacional El Palmar y la reserva privada “La Aurora del Palmar”.

En este sentido el director de Conservación de la Fundación Hábitat & Desarrollo, Gustavo Aparicio recordó que era habitual ver a lo largo de la ruta 14, “pastizales con ñandubay, espinillos y algarrobos, arroyos y lagunas”, cosa que según se criterio cambio en los últimos años “con la llegada de grandes forestaciones de eucaliptos, extensos cultivos de soja y de arroz y la utilización de bajos por parte de la ganadería, ya que las tierras altas se volvieron más caras”, indicó.

El origen y la importancia de las reservas

En 2009 se realizaron relevamientos ecológicos en predios ubicados en cercanías del Parque Nacional El Palmar para evaluar su estado de conservación y diversidad biológica. El resultado fue la firma de siete convenios entre los propietarios integrantes del CoFRU (Consorcio Forestal Río Uruguay) y la Fundación Hábitat & Desarrollo para formalizar la creación de reservas naturales, que suman unas 3.200 hectáreas destinadas a la preservación de la vida silvestre.

Entre muchas otras cosas, en ellas se protegen poblaciones de dos herbívoros que sufren la presión de la caza y la extracción de huevos: el ñandú y la vizcacha, especies que se encuentran en serio peligro a nivel local. También se definió como primordial la conservación de las franjas boscosas que acompañan al río Uruguay y a los numerosos arroyos tributarios, además de la palmera yatay, símbolo de la región y Monumento Natural de Entre Ríos.

Por su parte Juan Paul, administrador de las empresas Paul Forestal SRL, Santa Inés del Palmar y Tito Alba, cuenta que el objetivo de las empresas “es la producción forestal la que consideramos debe efectuarse dentro de un marco social y ambientalmente responsable”.

En este sentido comentó que dentro de las propiedades “existen algunas áreas de características singulares que fueron identificadas por la Fundación Hábitat y Desarrollo para manejarlas como reservas. Estas áreas de uso restrictivo, además de preservar ambientes, sirven para concientizar y difundir la importancia de un manejo responsable con el medio ambiente mas allá de lo que son estrictamente las reservas”, indicó.

Asimismo Aparicio explica que otro enfoque prioritario del trabajo es la relación con el Parque Nacional y con el Humedal Palmar Yatay, que pertenece a la red internacional Ramsar de Humedales. Tal es así que una de las reservas está comprendida dentro del propio Sitio Ramsar y cuatro son vecinas del Parque Nacional. “Otro pilar importante del proyecto es contagiar a vecinos y productores en la implementación de medidas para preservar la naturaleza a fin de asegurar la continuidad del corredor que se encuentra en la costa del río entre Nueva Escocia y Pueblo Liebig, además de los arroyos comprendidos en esa región”, remarca el especialista.

Problemas cotidianos y soluciones

Los mayores problemas que enfrentan las reservas son la invasión de plantas exóticas, la población creciente de jabalíes y la presencia de intrusos: cazadores furtivos y pescadores que utilizan tramallos y que arman fogones y campamentos en la costa.

Ante este panorama, para desalentar la caza furtiva se implementaron tres estrategias: colocación de grandes carteles indicativos en cada reserva (una forma de dejar en claro que el intruso está ingresando a un lugar privado y protegido); la contratación de personal policial que recorra predios en diferentes días y horarios, y la organización de una jornada de capacitación para fuerzas de seguridad locales, realizada en la ciudad de Colón junto a la Dirección Nacional de Fauna y Flora Silvestre.

Para controlar los árboles exóticos se adquirió un taladro a explosión, una mochila de agroquímicos y equipos de seguridad. Se realizaron pruebas inyectando agroquímicos en los troncos de las especies más agresivas y ya se ha verificado que se secaron muchos ejemplares de acacia negra, paraíso, mora, ligustro, ligustrina y fresno. También se están recuperando áreas que estuvieron muy invadidas y se está limitando el avance de estas plantas, sobre todo en los arroyos.

“Al igual que el control de cazadores furtivos y la investigación biológica, el manejo de plantas exóticas es un trabajo que demandará años y no se espera erradicar estas especies sino limitar su avance”, aclaró Aparicio.

En cuanto al Parque Nacional, indicó que las reservas participan activamente en los talleres “para la creación del nuevo plan de manejo y colaboramos en la detección y combate de incendios a través de una cámara dispuesta sobre una torre y se prevé ajustar las comunicaciones y compartir recursos para el control de furtivos”.

Un trabajo que se expande

Además de lo estrictamente ambiental, lo interesante de la experiencia es el trabajo en conjunto entre privados, una organización no gubernamental y también el Estado, a través del Parque Nacional. Con esta lógica, como la conservación de los ambientes naturales de la cuenca baja del río Uruguay trasciende el trabajo que pueda realizarse a escala predial, los productores y la Fundación H&D planean implementar visitas de escuelas para que se empapen de las actividades productivas que se realizan en la región y disfruten del entorno que conservan las reservas. Además, ahora que el proyecto comienza a estar maduro, se irán elaborando planes de manejo en acuerdo con los propietarios.

Consultado sobre los cambios o resultados observados hasta el momento, Juan Paul comentó que el cambio “no es solo hacia fuera”, sino que comienza “con una puesta en valor para los propietarios y todos aquellos que trabajan en los establecimientos”.

“A la brevedad contaremos con un cuadernillo descriptivo e ilustrativo de estas reservas, para que quienes interactúan o conviven con estos ambientes aprendan a valorarlos a través de un mayor conocimiento de los mismos. Adicionalmente estamos trabajando en el control de plantas exóticas invasoras como la acacia negra y el crataegus”, finalizó el especialista.

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