Ejemplo de vida: Perdió las piernas en un choque pero le ganó a la adversidad

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Ariel Atamañuk es un gendarme misionero radicado en Jesús María, Córdoba. Hace poco más de dos años conducía un vehículo de la fuerza nacional en la provincia mediterránea y chocó de frente contra un camión. Además de perder a un compañero, le tuvieron que amputar las dos piernas. «Desde ahí comenzó una nueva vida», dice el protagonista.

«Empecé canotaje como parte de mi rehabilitación y me gustó. Me manejo con dos prótesis, una especie de piernas con sistema electrónico que me compró Gendarmería que las estoy aprendiendo a usar y otras más convencionales. Es casi como caminar con normalidad», expresó el joven.

«Tengo una familia detrás, una mujer de fierro como mi esposa Viviana, que me ayudaron a salir adelante. Hoy en día tomó a este deporte como parte de vida y ya pude competir con bastante éxito en otros lugares y mi aspiración es clasificar para el selectivo nacional y participar en el sudamericano», dijo.

Respecto a cómo fue su arribo a la fuerza nacional, cuenta que «ingresé en 2005 a Gendarmería, yo soy de Santo Pipó. Estuve en Esquel donde conocí a mi esposa, Viviana y luego nos fuimos a Jesús María. Hace dos años y medio aproximadamente tuve el accidente en el cual chocamos contra un camión de frente, yo maneja el vehículo y lo que pude hacer es que el hecho no fuera más trágico. Murió un compañero y yo perdí las dos piernas», indicó.

Relato tras el accidente

Una mañana de marzo de 2015, Atamañuk se desempeñaba como chofer de una unidad con más de 30 personas a bordo. Un camión se cruzó de carril y fue el comienzo de unos instantes de fatalidad. Gracias a una maniobra audaz, se convirtió en el héroe: «Con mis compañeros hacíamos un relevo de rutina, estábamos trabajando en las inundaciones de Sierras Chicas en Río Ceballos. Hice una maniobra jugando mi vida para salvar la de mis compañeros porque era el que tenía el volante. Tuve la mala suerte de que perdí a un amigo, y la vida es así. Sentí todo, porque nunca perdí el conocimiento, quedé afuera del colectivo y me faltaban las dos piernas, entonces no me quería ir, quería estar, ya había pasado lo peor, me faltaban las piernas pero estaba vivo».

«Hace varios meses que ya estoy abocado de lleno al canotaje y me gusta mucho. Quiero llegar a tener la posibilidad de poder clasificarme al sudamericano del año que viene que es una meta pendiente que me ha quedado. En los primeros torneos que competí me fue bien y quiero seguir. Siempre con el apoyo de mi familia y de Gendarmería es que pude salir adelante. Cuando esté dado de alta la idea es volver a trabajar en la fuerza como uno más, soy un empleado activo que solo tiene carpeta médica pero quiero volver a trabajar», agregó.