«Gané un amigo», dijo el médico entrerriano que salvó al turista apuñalado

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El turista estadounidense había llegado al país el 25 de noviembre pasado, dos días después de su cumpleaños. Joe Wolek (54) fue atacado por ladrones el viernes 8 de este mes en el barrio porteño de La Boca. Recibió diez puñaladas en la cara, el cuello y el pecho. Abrió los ojos cuatro días después, el martes 12. Se sacó la foto que todos sus seres queridos esperaban, recuperado y sonriente junto a su cirujano, el miércoles 20.
Y ayer, recibió el alta por parte del cuerpo médico del Hospital Argerich.

«En el hospital son héroes, me salvaron la vida. Tengo una segunda vida. Soy fanático de este hospital, público, es importante», agregó. El fotógrafo pasó casi todo el mes de diciembre en terapia intensiva y al ser dado de alta, confirmó que pasará Año Nuevo en la casa del cirujano entrerriano Yamil Ponce, que estuvo a su lado todo este tiempo y fue el encargado de una intervención clave.

El día del ataque
El entrerriano Yamil Ponce (38) es un reconocido cardio cirujano que, además de operar en varias instituciones privadas, está de guardia los viernes en el Argerich. Lejos del milagro, él y su equipo le salvaron así la vida a Joe Wolek (54), el turista estadounidense atacado por dos ladrones la mañana del viernes 8 de diciembre cuando paseaba por La Boca.

«Eran las 8.15 de la mañana de ese viernes, yo voy solo un día por semana al Hospital Argerich, no sé ni cuánto gano pero es mi pasión la salud pública. Ese día llego y justo entra un paciente con varios orificios, estaba grave. No tenía pulso, el corazón latía muy bajo. No estaba sin vida, pero le quedaban minutos. Nosotros trabajamos así. Sin saber quién es, de dónde es o qué pasó, lo subimos a quirófano y operamos», contó Ponce.

«Creo que gané un amigo»
Wolek recibió múltiples puntazos, en la cara, en el cuello y en pecho. Dos, precisamente, fueron directo al corazón. Ponce, emocionado, dio algunos detalles más de todo lo que sucedió aquella mañana y durante los 21 días posteriores, hasta llegar hoy a darle el alta médica.
«Joe (Wolek) es una persona muy agradable, yo me relaciono mucho con mis pacientes y como hablo algo de inglés me pude comunicar bien. Me invitó a su casa en Los Angeles. Creo que gané un amigo», cuenta el especialista, que además es profesor de Medicina.