Empresario baleado en Rosario fue operado dos veces y está grave

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El hombre que este martes fue baleado en Fisherton cuando llevó a sus hijos a la escuela se encontraba por la noche en estado crítico, luego de ser operado dos veces por las heridas recibidas, principalmente en el abdomen.

El empresario Andrés Lamboy, de 45 años, permanecía en la unidad de terapia intensiva del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca), donde se dispuso una custodia policial especial.

La víctima pasó más de ocho horas en el quirófano, las que atravesó en condición estable, y tiene lesiones de arma de fuego que le afectaron el estómago, el duodeno, el colon y la vejiga. Por eso, su estado general es grave.

En total, recibió nueve disparos: tres en el abdomen y seis en sus piernas. Por estos últimos también tenía una fractura del fémur derecho.

En redes sociales Lamboy se presenta como un empresario vinculado a la compra y venta de propiedades y campos. Fue hasta director de Sadocks ?según él, hasta 2007?, un depósito fiscal de Barracas desde el que en 2008 se traficó efedrina a México. Declaró como testigo en la causa en la que, por ese hecho, fue condenado Mario Segovia, conocido como el Rey de la Efedrina.

El ataque que sufrió fue cerca de las 9 de la mañana en Wilde y Mendoza, cerca de su camioneta, frente a la sede Fisherton del colegio San Bartolomé. En el lugar recogieron 20 vainas servidas, indica Rosario 3.

El ataque

Todos los indicios llevan a inferir que a Andrés Gerardo Lamboy lo esperaban para matarlo. Sobre las 9.20 de ayer, cuando salía con dos personas de la sede Fisherton del Colegio San Bartolomé en Wilde al 1800, fue atacado por dos hombres que portaban pistolas automáticas. Al escuchar detonaciones el hombre de 45 años se arrojó debajo de su camioneta Dodge Ram negra tratando de preservar su torso y su cabeza detrás de la rueda delantera izquierda.

El brutal atentado conmocionó la cuadra donde, paredón de por medio, unos 25 chicos realizaban una práctica de rugby. Los sicarios dispararon unos 20 balazos, de los cuales nueve impactaron en el cuerpo de la víctima. Lamboy fue trasladaron al Hospital Clemente Alvarez (Heca) donde fue intervenido y anoche al cierre de esta edición permanecía internado con pronóstico reservado.

Lamboy reside en el Kentucky Club de Campo de Funes, tiene dos hijos y es abogado de profesión, aunque no ejerce ya que se dedica a la compra y venta de propiedades y campos. Tras conocerse el incidente, las redes sociales devoraron con comentarios la vida del empresario tildándolo de prestamista, por un lado, o recordando que fue testigo en la causa en la que fue condenado el «Rey de la Efedrina» Mario Roberto Segovia y por la cual el ex suegro de Lamboy purga en Ezeiza una condena a siete años.

Sin embargo, hasta anoche los voceros allegados a la investigación que encabeza el fiscal de Homicidios Luis Schiappa Pietra no veían una hipótesis clara respecto de los móviles del atentado y sus posibles ejecutores.

Feroz
«El no traía habitualmente los chicos a la escuela, los traía la mujer. La Ram negra con vidrios polarizados no es un auto que no llame la atención. Cuando salió lo estaban esperando. Saludó y cuando estaba por subirse a la camioneta le dieron», explicó un testigo.

«Uno de los tiradores fue a rematarlo pero desde el club alguien gritó y entonces el que manejaba empezó a gritar «vamos, vamos, vamos». El ejecutor dudó. Después se dio vuelta y cuando quiso subirse se le había trabado la puerta. Se le había bajado el seguro. Le quedó medio de blooper pero después se pudo subir y se fueron por Wilde hacia la autopista», agregó el testigo.

Otras personas que transitan la zona habitualmente indicaron como algo llamativo que en el cruce de Wilde y la autopista diariamente suele haber apostado un móvil policial, que ayer en el momento del ataque no estaba.

«Uno fue a rematarlo pero alguien gritó desde el club y entonces los tipos escaparon hacia la autopista», dijo un testigo»

La ferocidad del atentado quedó reflejado en una veintena de vainas servidas sobre el pavimento y al menos ocho perforaciones en el muro de placas de cemento que delimitan el Colegio San Bartolomé y el club Old Ressian.

Del otro lado del muro 25 pibes de entre 17 y 20 años entrenaban en el gimnasio del centro de alto rendimiento de Old Ressian. Eran preseleccionados Pumitas que a las 9.30 debían trasladarse a la cancha que está paralela al muro para hacer ejercicios de campo.