¿Los smartphones ayudan o producen daños a la salud mental de los niños y adolescentes?
— 06/05/2017 Comentarios desactivados en ¿Los smartphones ayudan o producen daños a la salud mental de los niños y adolescentes? 14Los padres se preocupan, y con frecuencia con razón, sobre cuánto tiempo sus hijos pasan frente a las pantallas.
Ahora, una nueva investigación sugiere que cuando los niños en riesgo de problemas de salud mental pasan mucho tiempo con los smartphones u otras tecnologías digitales, tienen un riesgo más alto de problemas de atención o de conducta perturbadora.
Pero no todas las noticias son malas. Los investigadores también observaron que el tiempo frente a las pantallas ofrece un beneficio. Cuando los niños y adolescentes enviaban más mensajes de texto en cualquier día dado, parecían estar menos ansiosos y deprimidos.
«Esos hallazgos sugieren que entre los adolescentes que ya están en riesgo, un uso alto podría amplificar los problemas existentes», apuntó la coautora del estudio, Candice Odgers.
Pero Odgers añadió que «no podemos afirmar que el uso de la tecnología provoque esos problemas».
Odgers es profesora de psicología y neurociencias en la Facultad de Salud Pública Sanford de la Universidad de Dukeen Durham, Carolina del Norte.
Los dispositivos electrónicos como los smartphones y las tabletas se han vuelto tan omnipresentes que un estudio de 2015 encontró que la mayoría de los bebés los usaban antes de cumplir los 2 años de edad.
Otras investigaciones sugieren que los sitios de medios sociales, como Facebook, tienen beneficios perceptibles para los niños, que incluyen oportunidades de educación y conexión. Pero también hay riesgos potenciales, como el ciberacoso.
Odgers y sus colaboradores revisaron hace poco los hallazgos de estudios anteriores. Y encontraron «muchas más evidencias de asociaciones positivas entre el uso de tecnología de los adolescentes y sus relaciones sociales de lo que habríamos anticipado a partir de los temores generalizados sobre el uso en aumento por parte de los adolescentes», comentó.
Pero Odgers dijo que «todavía sabemos muy poco sobre si la conectividad constante o los patrones de uso de los adolescentes tienen efectos en su salud mental, relaciones y desarrollo».
En el nuevo estudio, los investigadores dieron smartphones a 151 niños de 11 a 15 años de edad. Los niños vivían en vecindarios pobres de EE. UU., y se consideraba que estaban en riesgo de problemas de salud mental. Más o menos un 60 por ciento de los participantes eran blancos.
Los smartphones hacían bip tres veces al día durante un mes, avisando a los participantes para que respondieran brevemente a preguntas sobre cómo se sentían.
Los niños también respondieron a preguntas sobre qué tanto usaban la tecnología digital cada día.
«Al seguir a los niños intensivamente a lo largo de un periodo a través de los teléfonos móviles, pudimos ver cómo los síntomas de un adolescente dado cambiaban en los días que usaba tecnologías digitales frente a los días que no», dijo Odgers.
«También deseábamos capturar su adolescencia temprana, un periodo importante tanto para el desarrollo de los problemas de salud mental como para el aumento en el uso de las tecnología digitales», señaló.
Los investigadores encontraron que los niños pasaban un promedio de 2.3 horas al día con sus smartphones u otras tecnologías digitales. La cantidad promedio de mensajes de texto enviados en un día fue de 41.
Los niños reportaron más síntomas del trastorno de déficit de atención con hiperactividad y del trastorno de la conducta en los días que más usaban la tecnología. Los síntomas del trastorno de la conducta incluyen mentir, una actitud desafiante y el incumplimiento de las normas, según la Biblioteca Nacional de Medicina de EE. UU.
Pero los síntomas de depresión y ansiedad también se redujeron en los días que los niños enviaron más mensajes de texto.
Respecto al aumento en los problemas de atención y conducta en los días con más uso de tecnología, Odgers dijo que «es posible que la tecnología no tenga la culpa».
«Esos hallazgos sugieren que entre los adolescentes que ya están en riesgo, un uso alto podría amplificar los problemas existentes», dijo.