El 70% de los menores de 2 años, pueden tener bronquiolitis

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Desde abril hasta julio transcurre la temporada de bronquiolitis, una afección respiratoria que afecta las vías aéreas inferiores o ‘bronquiolos’ que aqueja especialmente a los más pequeños. De fácil contagio y trasmisión de persona a persona por el contacto directo con secreciones nasales, la bronquiolitis representa un riesgo para la salud pública por el gran número de hospitalizaciones en los bebés de alto riesgo. Se considera grupo de riesgo a los bebés nacidos prematuramente de bajo peso, o con ciertas afecciones pulmonares producto de haber recibido ventilación mecánica por largo tiempo. También forman parte del grupo considerado más vulnerable los niños con cardiopatías congénitas. Esta población tiene un riesgo entre 4 y 5 veces mayor de hospitalización por infección por VSR respecto de los niños sanos, como también, más riesgo de evolución grave y complicaciones.
Como no existe una vacuna que evite el contagio, y para prevenir cuanto sea posible la trasmisión del virus, los especialistas recomienda llevar adelante una serie de hábitos que permitirán cuidar al bebé.Entre los mismos se destacan:

· Cumplir el calendario nacional de vacunación y con las vacunas que determine el pediatra, tanto para el bebé como para quienes conviven con él.
· Concurrir a los controles rutinarios con el médico.
· Evitar la contaminación ambiental con humo (ya sea humo de cigarrillo u otros) y evitar el hacinamiento.
· Impulsar y mantener la lactancia materna.
· Cuidar la higiene; mantener las manos limpias de quienes están en contacto con el menor.
En el caso de los niños que forman parte del grupo más vulnerable es importante cumplir con el esquema completo de inmunización pasiva que actúa como un “escudo” para la protección de esta población. En tal sentido, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) recomienda, teniendo en cuenta las semanas de circulación viral, iniciar la profilaxis durante el mes de abril, con una aplicación mensual del anticuerpo monoclonal de hasta un máximo de 5 dosis.

La inmunización pasiva está incluida en la “Estrategia Integral de Prevención de Infecciones Respiratorias en prematuros de alto riesgo” del Ministerio de Salud de la Nación y en niños con cardiopatías congénitas con inestabilidad hemodinámica significativa, según las recomendaciones consensuadas con las sociedades científicas. La inmunidad persiste por un período acotado de tiempo, por lo que es fundamental la aplicación mensual de las dosis para mantener los niveles adecuados de anticuerpos durante la época de mayor circulación viral. La inmunización pasiva debe acompañarse además de todas las demás medidas de prevención. “En la población vulnerable, diversos estudios demuestran que si se llevan adelante todas estas medidas de forma conjunta, disminuye la tasa de hospitalización, los días de oxígeno, la gravedad del cuadro respiratorio y, junto con ello, la disminución de la mortalidad también es significativa”, aclaró el Dr. Colantonio.